

La estrella de la pista estadounidense Joe Klecker es 7 veces All-American, 2 veces subcampeón de la NCAA y, al igual que su madre Janis, también es un atleta olímpico. Hablamos con ella sobre cómo era su hijo cuando era joven y lo que significa verle competir en el escenario más grande de todos, casi 30 años después de que ella hiciera lo mismo.
La noche anterior a la carrera más importante de su vida en aquel momento, Janis Klecker se tomó una barra de Snickers. Al día siguiente, se clasificó para los Juegos Olímpicos de 1992. Casi tres décadas después, siguiendo su consejo, su hijo Joe hizo lo mismo y logró el mismo resultado.
Sí, todos sabemos que se necesita mucho más que una barrita de chocolate para convertirse en uno de los mejores corredores del mundo, pero ¿por qué dejar que eso se interponga en el camino de una buena historia?
Mientras Joe nos contaba muy emocionado esta anécdota tras el evento de pruebas por equipos de EE.UU, donde reservó su billete a Tokio, nos quedó claro que la presencia y los consejos de su madre, más allá de sus hábitos alimenticios antes de la carrera, han jugado un papel muy importante en su vida y en su carrera.
¿Quién mejor que ella para contarnos cómo era la estrella del equipo de EE.UU. cuando era niño? Sigue leyendo esta entrevista para enterarte de todo, hablaremos de kárate y skate… ¡y hasta de volteretas y perros!
Joe empezó a correr en sexto grado, creo. Tenía hermanos mayores que corrían y los admiraba. Comenzó a correr cross country y pista en séptimo grado.
Correr era una parte muy importante de la estructura de nuestro hogar. Tanto Barney (el padre de Joe, también corredor de élite y ex poseedor del récord de EE.UU. en ultramaratón) como yo corríamos mientras los niños crecían. Y seguía corriendo ocasionalmente después de que comenzamos a tener hijos, por lo que los niños me vieron competir a una edad temprana.
Joe era un niño muy tenaz con una ambición implacable hacia las cosas que le apasionaban. El kárate era algo que le gustó mucho durante varios años y obtuvo el cinturón negro mientras estaba en la escuela primaria.
De niño, también le encantaba esquiar y formó parte de un equipo de esquí de estilo libre, donde aprendió a dar vueltas y giros en el aire. Recuerdo que una vez me preguntó si quería verle dar una voltereta hacia atrás en el super kicker (que eran un tipo de salto grande en una zona de esquí local). No estaba segura de cómo responder. Me encantaba alentar su ambición, pero a menudo resultaba doloroso verle.
También le encantaba hacer skate cuando era un niño, algo que también era difícil de ver para una madre. Le encantaba y no tenía miedo de las lesiones. Pero yo sí.
Sí, hablamos el día en que se clasificó. Sarah (la hermana de Joe) había traído a su perro Scout. Joe nos había preguntado si iríamos al lugar donde se estaba quedando y nos pidió específicamente que lleváramos a Scout. Los perros le ayudan a suavizar cualquier aspereza y a calmar el nerviosismo previo a la carrera.
A veces me cuesta un poco verle correr. Sé lo duro que trabaja. Él pone su corazón y su alma en ello, y siempre tengo la esperanza de que esté satisfecho con el resultado. Como madre, me importa mucho más cómo se siente él sobre sus carreras que cómo me siento yo por ellas.
Significa muchísimo para mí ver a Joe lograr su sueño. Sé la alegría que siente por decir que es algo que ha conseguido él. Y me llena de alegría que podamos compartir esto.
Hay muchos momentos y personas que han convertido a Joe en el corredor que es hoy. Ningún viaje de corredor es siempre fluido, y en el caso de Joe no iba a ser diferente. Ha habido lesiones, carreras canceladas y actuaciones por debajo de la media; pero cada una de ellas ha contribuido a moldearlo en el competidor que es hoy.
Es difícil que no podamos estar allí para animarle, pero él sabe que nuestro corazón está con él. Todos y cada uno de sus hermanos, Barney y yo apoyamos mucho lo que está haciendo. Está rodeado de mucho amor. Y sé que lo sentirá allí.
Mi oración por él es que corra la carrera por la que tanto ha trabajado, que corra a su altura y que los resultados honren a Dios.