Diversión y juegos: Descubre No Routine.
Te presentamos a un animado colectivo neoyorquino que infunde nostalgia y diversión a las actividades de la comunidad.
Texto: Megan Mandrachio
En las calles de Nueva York, donde el ajetreo diario es un antídoto contra la espontaneidad, un grupo de creativos locales se ha propuesto tomar cartas en el asunto. Se trata de No Routine, un colectivo que organiza momentos de descanso de la ajetreada vida urbana a través de encuentros informales en los que volver a descubrir el placer de jugar. A diferencia de las ligas deportivas tradicionales de la ciudad, no hay pruebas, reglas rígidas ni uniformes. En lugar de eso, No Routine solo pide a los participantes que se presenten y se impliquen. El trío fundador está formado por G, Malcolm y Smiley. Hoy seguimos a No Routine a Little Flower Playground, un parque urbano situado en el Lower East Side, para jugar al balón prisionero y al frisbee al más puro estilo de un campamento de verano.
Colocado contra la valla, junto con agua, bolsas de hielo y mochilas, nos encontramos un gran recorte de cartón de Lobo, la mascota zorro de dibujos animados del colectivo, diseñada por el artista Freddy Carrasco. A medida que la gente se acerca a la sesión, la energía va en aumento. Se empiezan a abrir latas de refrescos mientras los recién llegados, a menudo amigos de amigos, son recibidos con un abrazo. "Conozco clubes de atletismo, de running y escalada que pueden llegar a ser intensos e incluso alienantes para quienes no están totalmente metidos en el deporte. Pero esta es una forma estupenda de unir a la gente", nos cuenta Malcolm.
Al pisar el césped, lo previsible queda atrás. Deportistas sin pretensiones empiezan a ocupar el espacio, con pantalones vaqueros cortos, camisetas estampadas, joyas eclécticas y zapatillas de running. A voz en grito, Malcolm forma dos equipos en extremos opuestos del campo, mezclando a quienes vienen habitualmente con los recién llegados. Vemos una colorida hilera de bolas en el medio, listas para ser esquivadas. Mientras se fijan en la hilera de munición, estos desconocidos convertidos en compañeros de equipo elaboran sus estrategias de juego. "¿Preparados?" Se hace el silencio en el campo. "Listos.... ¡ya!" Acto seguido una ráfaga de puntos multicolores surca el aire, dirigiéndose hacia cada uno de los objetivos. Mientras vuelan las pelotas, se ha congregado una multitud que se suma al ruido con un coro de gritos, sorpresas y ovaciones.
G define el ambiente que promueve No Routine como "nostálgico, abierto y lúdico", y eso se palpa hoy en el campo a medida que el partido va llegando a su apogeo. La tensión aumenta, cada vez son más los jugadores eliminados. Todos animan a sus compañeros: es la oportunidad perfecta para aprenderse el nombre de todos. Kayla está atrapada en un cuatro contra uno. Ella es la elegida. "Conoce sus puntos fuertes", especula alguien. Cada vez se defiende mejor entre los ataques de la pelota de espuma. "Deberíamos conseguir un trofeo", alguien sugiere.
Mientras la gente se separa para beber cerveza y lanzar tiros libres, aparece una parrilla. "No todos los héroes llevan capa", grita alguien, mientras Amer cruza el campo con nuestro almuerzo: deliciosas brochetas de pollo tikka masala con piña, bimi a la parrilla y una ensalada de guarnición. Amer es una cara muy conocida en No Routine, y hoy se une al evento como chef en lugar de como jugador. Nos tumbamos en la hierba y disfrutamos de la comida que ha preparado mientras otros lanzan frisbees o pasan el rato a la sombra.
No Routine es un espacio libre de pretensiones para dejarse llevar y divertirse, donde cualquier persona es bienvenida. El colectivo, como su nombre indica, aboga por una vida menos estructurada, y al hacerlo ha creado una comunidad relajada, desenfadada y llena de vida. Hoy me he transportado a la clase de gimnasia de la escuela primaria. Es un buen recordatorio para disfrutar de esa alegría infantil que es el juego. "Cuando la vida te lance un frisbee", me dice G, "cógelo y lánzaselo a tus amigos".
Nuestras zapatillas más versátiles, diseñadas para rendir con mucho estilo. El estilo urbano se une a la tecnología de alto rendimiento. Ideales para ir del gimnasio a la calle, para quienes quieren vivir la vida en movimiento.