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Destino, determinación y ultradistancia La historia de Edson Kumwamba
meet Edson Kumwamba

Cuando Edson Kunwamba tenía nueve años, su madre predijo que algún día su hijo correría en Europa. Tras su fallecimiento, Edson se preguntó si su sueño se haría realidad. La historia de cómo una sonrisa ganadora y un espíritu inquebrantable llevaron a un soldador de Malaui a la línea de salida del Mont Blanc.

Es una cálida tarde de verano en Zúrich. Como siempre, después de una carrera a la hora del almuerzo en la sede de On, nos felicitamos unos a otros. Pero esta no ha sido una carrera cualquiera. Necesitamos recuperar el aliento antes de darnos la enhorabuena. Ha sido una carrera dura. Algunos de nosotros estamos casi por los suelos. Esto no pasa siempre. Es una salida a correr antes de comer, no una carrera de velocidad. Pero lo que hace que esta carrera sea diferente, es que nos acompaña un invitado especial. El corredor de trail de élite Edson Kumwamba está de visita en Zúrich tras haber corrido unos días antes los 90 km del Maratón del Mont Blanc. A Edson no le falta el aliento. Ni siquiera está sudando. 

Nuestra ruta nos llevó hasta la cima del Uetliberg, la montaña más cercana a Zúrich. Hay 15 km desde la oficina hasta la cima con casi 500 m de elevación. Una buena carrera para antes del almuerzo. ¿El veredicto de Edson? «Una ruta preciosa. Un poco plana quizá». 

Que estas mini aventuras no supongan un reto para Edson no es ninguna sorpresa cuando comprendes lo lejos que ha tenido que ir para llegar hasta aquí: los altibajos que ha soportado no solo como ultrarunner, sino como persona durante toda su vida. 

Persiguiendo a Coca-Cola

Edson nació y creció en Nchatu, un pueblo a la sombra del Monte Mulanje, en Malaui. A diferencia de muchos de los que lo rodean en la línea de salida del Mont Blanc, el deporte organizado no formó parte de su infancia. Los primeros cimientos de su forma física se produjeron a los cuatro años, cuando empezó a caminar 16 km de ida y vuelta a la escuela. 

Aunque cubría casi media maratón diaria, cuando Edson cumplió 9 años su madre decidió que no era lo suficientemente activo. Es una ironía añadida el hecho de que estemos sentados hablando (ya recuperado el aliento) apenas unos días después de que haya terminado en el puesto 18 de una de las ultramaratones más duras del mundo.  

Para despertar su entusiasmo por el deporte, la madre de Edson sugirió que fueran a ver la Porters’ Race en el Monte Mulanje, una carrera de 22 km que en aquella época estaba abierta solo a los porteadores que llevaban el equipaje de los turistas en las rutas de senderismo salvajes del Mulanje. En la línea de meta, Edson vio cómo se premiaba a los participantes ofreciéndoles Coca-Cola. Y él quería.

«En aquella época no era fácil conseguir una Coca-Cola en Malaui. Me interesaba mucho probarla. Me dije a mi mismo, algún día estaré entre los ganadores». 

El plan de su madre había funcionado. Al ver que se despertaba la curiosidad de Edson, le dijo que podría hacer la ruta al año siguiente, pero que tendría que hacerlo extraoficialmente: al no ser porteador y ser además menor de edad, Edson era inelegible por partida doble. 

Y ella cumplió su palabra. 12 meses más tarde, Edson se esconde en un arbusto esperando al pistoletazo de salida para entrar en el pelotón sin ser visto. Consiguió esquivar a los oficiales de carrera, pero fue una experiencia agotadora para el joven Edson. El terreno era despiadado. Y ni siquiera llevaba zapatos. Pero nunca se le pasó por la mente abandonar. Cuando llegó a la meta al pie de la montaña, siete horas más tarde, unas cuatro horas después del ganador, la entrega de premios ya había terminado. La posibilidad de conseguir una Coca-Cola se había esfumado. Pero la madre de Edson estaba allí esperándolo. 

«Me dijo que el año siguiente lo intentaría de nuevo. Y que un día competiría en Europa. Vio que tenía potencial». 

Edson volvió a hacer la carrera. De adolescente se colaba en la carrera año tras año, ahora inspirado más por el reto y la profecía de su madre que por conseguir la Coca-Cola. 

Un comienzo temprano. Edson corriendo extraoficialmente la Carrera del Portero con sólo 9 años.

El trabajo diario. Edson se entrena en los senderos del Monte Mulanje.

La calma antes de la tormenta. Edson en la línea de salida del Marathon du Mont Blanc.

En casa, desde casa. Edson encuentra su flujo en los senderos del Mont Blanc.

Caminos y cambios

A mediados de su adolescencia, Edson se trasladó al norte, a Kalunga, donde su tío pagaba las tasas escolares que su madre no se podía permitir. Sin una carrera anual por la que emocionarse, Edson empezó a jugar al fútbol en lugar de correr. Entonces, con 17 años, recibió malas noticias de Mulanje. Su madre había fallecido. El padre de Edson había muerto cuando él era joven, por lo que ahora era huérfano. Volvió a casa para el funeral y se sintió muy solo. Anhelando esa familiaridad perdida, no quiso volver a Kalunga. 

Afortunadamente, una organización de Mulanje que apoyaba a los huérfanos le ayudó a continuar su educación. Se cualificó como soldador y recibió un contrato para trabajar en Sudáfrica. Aprovechó la oportunidad, con el plan de ganar suficiente dinero para poder montar su propio taller en Malaui.

Pero a su llegada a Sudáfrica, las cosas no funcionaron como pensaba. Al no poder conseguir un visado para el trabajo de soldador, Edson aceptó un trabajo de jardinero para poder llegar a fin de mes. En un extraño giro del destino, sería esto lo que reavivaría la carrera de Edson como corredor.  

De tiempos difíciles a tiempos veloces

Al ver que llevaba zapatillas de correr, uno de sus clientes le preguntó si era corredor. «Le dije que no, que lo había dejado», recuerda Edson. «Las carreteras de Sudáfrica eran demasiado transitadas y peligrosas para correr». 

El hombre le preguntó entonces si le gustaría ir a correr a la montaña con él. Esto llamó la atención de Edson.  

«Cuando mencionó la montaña, me vino el recuerdo de mi madre llevándome al Monte Mulanje. Así que le dije que sí».  

Al ver la habilidad de Edson para correr en montañas, su nuevo compañero de carreras se ofreció a llevarle a una carrera local: el Lion's Head Challenge de 22 km. 

Llegaron tarde a la salida, cuando todo el mundo ya había partido, pero los organizadores permitieron a Edson correr de todos modos. A pesar de haber dado al resto de participantes una ventaja de 15 minutos, terminó sexto. Ahora Edson no quería dejar de competir. No tardó en establecerse como alguien a tener en cuenta en la escena del trail running sudafricano. 

Tras subir al podio en algunas carreras más cortas, Edson decidió dar el paso a la ultra distancia, inscribiéndose en la Peninsula Ultra Fun Run (Puffer) de 2015, una carrera de ultra trail de 80 km desde la punta de la Península del Cabo hasta Cape Town. Esto sorprendió a algunos de los compañeros de trail running de Edson.  

«Me dijeron: “esto te va a dejar K.O., nunca volverás a correr”. Y yo les decía, “corrí como 24 km con 10 años. Puedo con esto». 

Y vaya si pudo. De hecho, no fue su cuerpo, sino su capacidad de navegación, lo que le perjudicó en su debut en el ultra. A menos de 10 kilómetros de la meta, Edson iba en segundo lugar cuando se equivocó de camino. Cuando volvió a encontrar el rumbo, tuvo que recuperar bastante y finalmente terminó cuarto.  

Edson regresó entonces a Malaui un tiempo, ya que echaba de menos a su familia y amigos. Fue allí donde comenzó a entrenar más seriamente. Edson fue invitado de nuevo a correr la carrera de Puffer de 2016, pero fue de nuevo la navegación y no la resistencia lo que le perjudicó a la hora de cruzar la meta. Después de conducir durante tres días desde Malaui hasta Sudáfrica para la carrera, Edson llegó 15 minutos tarde a la salida y no se le permitió participar. Otros se habrían enfurecido, pero no Edson. Él lo aceptó. La aceptación es algo para lo que Edson parece tener una notable capacidad. Es difícil imaginarlo enfadado o estresado. De hecho, es difícil imaginarlo en otro estado que no sea concentrado y tranquilo.  

Fue entonces cuando un empresario local se acercó a él y le dijo que quería que ganara la carrera de Puffer del año siguiente. Le ofreció un trabajo en una empresa que fabricaba amortiguadores para financiar su entrenamiento. Y Edson aceptó. Y al año siguiente ganó la Puffer. Apenas cinco días después, ganó la Table Mountain Challenge, de 44 km. Edson se estaba posicionando seriamente.  

La corredora holandesa Suzette Von Broembsen terminó segunda en la prueba femenina de ese día en Table Mountain. Antes de la carrera, había leído una entrevista con Edson en una revista de trail running y lo buscó en la meta. En la entrevista, Edson había dicho que su sueño sería cumplir la profecía de su madre y correr en Europa. Suzette se ofreció a hacerlo realidad. 

“They said ‘it’s going to kill your body – you will never run again.’ I was like, ‘I ran 24 kilometers when I was 10 years old. I can handle it.’ “


Edson could handle it. In fact, it wasn’t his body but his navigation skills that were his undoing on his ultra debut. With less that 10 kilometers to go, Edson was in second place before he took a wrong turn. By the time he found the course again he had to play catch up, eventually finishing fourth. 

Missing family and friends, Edson then moved back to Malawi for a while. It was there that he began training more seriously. Edson was invited back to race the 2016 Puffer race, but it was again navigation rather than endurance that would be his nemesis. After driving for three days from Malawi to South Africa for the race, Edson missed the start by 15 minutes and was not allowed to participate. Others would have been infuriated but not Edson. He accepted it. Acceptance is something Edson seems to have a remarkable ability for. It’s difficult to imagine him angry or stressed. In fact, it’s difficult to imagine him in any state other than calm focus. 

It was then that a local businessman approached him and said he wanted him to win next year’s Puffer race. He offered him a job at a firm that made shock absorbers to fund his training. Edson accepted. And the following year he won the Puffer. Just five days later he won the 44 km Table Mountain Challenge. Edson had truly arrived. 

Dutch runner Suzette Von Broembsen finished second in the women’s event that day on Table Mountain. Before the race she’d read an interview with Edson in a trail magazine and she sought him out at the finish. In the interview, Edson had revealed his dream: to fulfil his mother’s prophecy and race in Europe. Suzette offered to make it happen. 

De Malaui al Mont Blanc

Avancemos hasta 2018: con la ayuda de Suzette, Edson se encuentra en la línea de salida del Maratón del Mont Blanc de 90 km, una de las carreras más prestigiosas del mundo. Aunque los senderos polvorientos del Monte Mulanje varían mucho de los Alpes nevados, Edson estaba en su elemento. En su debut en el ultra europeo, terminó en el puesto 20, un logro notable.  

Después, Edson no volvió a Sudáfrica, sino que regresó directamente a Malaui. Aunque sus piernas todavía se estaban recuperando por los esfuerzos alpinos, Edson no podía esperar. Quería llegar a Mulanje a tiempo para la Porter’s Race que se celebraba unos días después.  

«Quería sentir la emoción de cuando mi madre me llevaba al Monte Mulanje.» Nos explica Edson. «Aunque ella nunca me vio correr con un dorsal. Ya había corrido la carrera muchas veces, pero quería hacerla oficialmente por primera vez». 

Casi 20 años después de que su madre le animara a correr la Porter's Race por primera vez, Edson corrió esta carrera como participante oficial. Terminó la carrera en el puesto 14, pero la clasificación no importaba. 

«No corría la carrera para competir, sino para sentir el espíritu de mi madre. Sentir la felicidad que mostró la primera vez que terminé la carrera. Ahora, cada vez que corro, siento esa emoción.» 

«Si ves fotos mías corriendo siempre sonrío. Le regalo esa sonrisa a mi madre. Por eso, cuando termino una carrera, siempre felicito a los demás participantes, como ella me felicitó a mí cuando terminé cuando tenía nueve años, aunque llegara el último».

Fitness espiritual

Desde entonces, el característico saludo chocando los cinco de Edson siempre alegra a los participantes en las carreras de trail running de Sudáfrica y de otros países.  

Regresó con nostalgia a su primera carrera oficial de trail running, el Lion's Head Challenge, y ganó la prueba. Volvió a la Puffer y ganó de nuevo, estableciendo un nuevo récord.  

Entusiasmado por estos éxitos, se animó a asumir nuevos retos y volvió a Malaui para continuar su desarrollo. Para ser un corredor sin miedo, Edson necesitaba un entorno sin miedo para entrenar.   

«La vida en Sudáfrica estaba afectando a mi forma de correr. No siempre es seguro salir a correr», explica Edson 

«Alguien me apuntó con un arma y se llevó mi mochila. Volví a Malaui, donde hay poco dinero, pero vivo una vida tranquila». 

«Necesitaba esa paz. Mi fuerza es el fitness espiritual. Lo que sea que tengas en la cabeza, impacta en tu cuerpo. Si crees en la debilidad, tu cuerpo tenderá a ser débil. Si estás corriendo en la cima y piensas en caer, podrás caer. Tu corazón y tu mente siempre están en sintonía».   

«Para mi lo más importante es la felicidad. Cuando participo en una carrera no me mueve la competitividad. Solo pienso en lo feliz que me hará esa carrera» . 


Junto a la positividad, Edson cuenta con la sencillez entre las claves de su éxito. Edson cultiva una pequeña granja con la que se autoabastece todo el año. Una vez que termina el trabajo matutino en la granja, es libre para correr por los senderos de Mulanje, midiendo sus sesiones de entrenamiento por horas y no por distancia. Una sesión de seis horas es algo habitual.  

Además de optimizar su entrenamiento, Edson ha ido estableciendo una red de contactos de trail running que le aporta nuevos retos. Como una invitación a la edición del 2018 del ultramaratón Al Marmoon, de cuatro días de duración, en Dubái, que recorre 270 km a través de las dunas del desierto.  

Una experiencia completamente nueva para Edson: «cada vez que pisabas el suelo desaparecía bajo tus pies».  

Al llegar el último día, la arena en las zapatillas le había hecho tantas ampollas en los pies que apenas podía caminar, y mucho menos correr los últimos 50 km. Solo escuchó las súplicas del organizador para que lo dejara cuando le prometieron que le invitarían a volver al año siguiente. Era la primera vez que Edson no completaba una carrera que había empezado.  

«Fue mi primera vez y será la última». Dice con decisión. «No soy una persona que abandone».  

El cálido corazón de Malaui

Es este espíritu, su sonrisa ganadora y su implacable perspectiva positiva lo que ha hecho de Edson un miembro tan popular de la comunidad del ultrarunning. No puedes evitar que te caiga bien.  La combinación de su carácter afable, un claro talento para correr grandes distancias y una historia que merece ser contada ha hecho que Edson gane amigos en todo el mundo. Y es esta red la que ha conseguido el apoyo financiero necesario para que Edson pueda viajar a las carreras y conseguir un dorsal.  

Con el apoyo de Marcus Smith, amigo de On y fundador de la empresa de rendimiento Inner Fight, Edson ha podido competir en la serie de carreras Ultra X. En la prueba de Sri Lanka, en abril de 2019, donde obtuvo el segundo puesto. Pronto volverá a correr en la serie en los desiertos de Jordania y en Chihuahua (México), que será su primer viaje al continente americano.  

La gratitud de Edson por estas oportunidades es lo que hace que otros quieran ayudarle. Cuando terminó el Marathon du Mont Blanc en 2018, los organizadores le dijeron que era el “corredor que había terminado más contento de toda la prueba”. Incluso después de correr 90 km por las montañas, se preocupó de dar las gracias a sus seguidores en la meta.  

«Han estado allí durante mucho tiempo, esperando para demostrar que nos respetan, que no estamos locos. Así que les respeto compartiendo la gratitud, mi experiencia. Es una cosa espiritual. Esta es la comunidad del trail running. Es como mi familia».

El hecho de que Edson sonría en sus agotadoras carreras pone de manifiesto la diferencia entre el ultrarunning de élite y las carreras de carretera de élite. Mientras que Edson es uno de los pocos corredores africanos que compiten en carreras de montaña, las carreras en carretera de todo el mundo están dominadas por kenianos y etíopes. Cuando se le pregunta por qué eligió centrarse en el trail running en lugar de en la carretera, Edson siempre señala a la comunidad de trail running como única.  

«En las carreras de carretera se habla mucho del tiempo y la velocidad, pero en las carreras de montaña solo se trata de llegar a la meta. Hay competición, pero es amistosa. Nos ayudamos los unos a los otros».


Aunque ganar está bien, ayudar a los demás es el principal objetivo de Edson. Espera que sus experiencias y su ejemplo inspiren a los jóvenes de su Malaui natal. Unirse a la élite del trail running en lugares como Chamonix (Francia) o Boulder (Colorado, EE.UU.) no forma parte del sueño de Edson.  

«Me hace feliz vivir en Malaui. Quiero tener un impacto en la comunidad de Malaui. No puedo inspirar a personas como los niños de mi propia comunidad si estoy lejos. Me dirían que solo consigo competir porque vivo en países ricos». 

El deseo de Edson de difundir el ejercicio y la nutrición saludable en el país recibió un impulso cuando, mientras entrenaba, se cruzó con corredores de la prueba Orbis Challenge de 2018. 

Fundada por el matrimonio británico Dom y Kate Webb, el desafío combina recorridos técnicos a través del variado paisaje de Malaui con oportunidades para comprender los retos a los que se enfrenta el país, en particular los niños.  

Según UNICEF, el 23% de los casos de muerte infantil en Malaui están relacionados con la desnutrición, mientras que el 37% de los niños de Malaui están afectados por retraso en el crecimiento (son demasiado pequeños para su edad). Bajo el lema “deporte con un propósito”, el Desafío Orbis recaudará fondos para ayudar a paliar la desnutrición infantil en Malaui. Edson formará parte de un equipo de guías locales en el evento y está entusiasmado por mostrar a los demás los senderos por los que ha corrido desde que era un niño.  

«Cuando vengan [los participantes en el Orbis Challenge], no sólo recibirán un desafío de carrera, sino también información interesante sobre el Monte Mulanje, mi pueblo y la gente de Malaui. Verán la calidez que tenemos. Y estoy seguro de que querrán volver».  

Es tal la amabilidad de su gente, que Malaui ha sido apodada “el cálido corazón de África”. Y con Edson como embajador internacional voluntario, esta reputación seguramente aumentará.  

Al igual que el año pasado, Edson no pudo quedarse en Europa después del Maratón del Mont Blanc. Se dirigió directamente de la oficina de On al aeropuerto para poder estar de vuelta en el Mulanje para la Porter’s Race de 2019. Solo estuvo con nosotros un día, pero aún así nos dio mucha pena que se fuera.  

Pocos días después de despedirnos, Edson corrió la Porter's Race junto con su amigo Marcus Smith. Marcus había conseguido el dorsal de Edson para el Marathon du Mont Blanc y Edson estaba encantado de devolverle el favor en Malaui. 

De vuelta en el Mulanje, Edson terminó octavo en la general, pero al igual que cuando corrió la ruta por primera vez con nueve años, no estaba corriendo para competir. Para él, esta carrera significa mucho más que ganar. Simboliza el inicio de un proyecto en el que espera regalar una sonrisa como la suya a otros menos afortunados de Malaui. 

Afortunadamente, Edson tiene muchos motivos para sonreír. La profecía de su madre se ha cumplido, pero su historia no ha hecho más que empezar.  

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