

Kelly Don, esposa del campeón de Ironman Tim Don, da su punto de vista sobre el camino de Tim hacia la recuperación de un cuello roto.
En octubre de 2017, después de llegar a Kona, Hawaii, como uno de los favoritos para el Campeonato del Mundo de Ironman, Tim Don fue atropellado por un camión durante un último entrenamiento de bicicleta antes de la competición. Los escáneres relevaron enseguida que tenía el cuello roto. La recuperación de Tim hasta la fecha ha superado las expectativas, pero como él mismo admite, no habría sido posible sin su sólida red de apoyo. Nadie ha jugado un papel más importante en el apoyo a la recuperación de Tim que su esposa Kelly, siendo ella misma una ex atleta profesional. Hemos hablado con Kelly para conocer sus impresiones sobre el camino de Tim hasta ahora y lo que se necesita para superar semejante adversidad.
Kelly Don: Cuando yo era una corredora de pista profesional, estaba en un campo de entrenamiento con el equipo británico en Stellenbosch, Sudáfrica. Tim tenía una casa allí y un amigo común nuestro que era corredor estaba allí también y nos presentó. Nos conocimos mientras entrenaba en la pista. Eso fue hace 10 años y nos casamos en 2009.
Creo que definitivamente ayuda mucho el hecho de que yo provenga del mundo deportivo porque sé lo que Tim necesita hacer. Si hubiera continuado con mi carrera en el atletismo, yo estaría haciendo lo mismo. Entiendo la necesidad de ir a campos de entrenamiento y de descansar entre las sesiones, por lo que creo que eso ayuda. Me resulta difícil a veces porque tengo que hacer un montón de cosas yo sola, pero no me importa demasiado porque sé que es necesario para que él sea el mejor.
No creo que Tim y yo supiéramos realmente lo que supondría cuando tuvimos a nuestra primera hija, Matilda. Yo me retiré del atletismo debido a una lesión y me formé como profesora. Es entonces cuando decidimos formar una familia. Hasta entones ambos habíamos estado centrados en nuestros propios objetivos deportivos, así que nos resultó muy difícil cambiar el chip. Por aquel entonces Tim hacía triatlón de distancia olímpica, lo que implicaba un montón de viajes. Hubo una vez que se ausentó durante diez semanas para los Juegos Olímpicos, y Matilda y yo estuvimos solas.
Fue una situación difícil y uno de los motivos por los que Tim decidió hacer triatlones de distancia Ironman. Como había menos competiciones no era necesario viajar tanto. También fue por eso que nos trasladamos a América cuando Matilda tenía dos años, concretamente a Boulder, Colorado, donde aún vivimos, y es una buena base para entrenar y desde la que viajar.
Cuando sucedió el accidente, Tim asumió todo muy rápido antes de que le colocasen el halo médico. Creo que el tema de la lesión fue un shock mayor para mí que para él. Pero cuando llegamos a casa el mundo se le vino encima, porque al principio el halo era simplemente insoportable. No sabía cómo iba a lidiar con él. La segunda noche quiso ir al garaje a desatornillarlo.
En cuanto a mi papel como apoyo, simplemente fuimos esforzándonos cada día. Ni siquiera cada día, sino cada hora, probablemente, durante las primeras semanas. Además, tuvimos la suerte de que la hermana de Tim voló hasta casa para ayudarnos. También su fisio Dennis John vino a ayudar. Después llegaron mis padres. Hemos tenido a gente viniendo todo el tiempo porque necesitábamos ayuda con los niños también.
Definitivamente ha sido lo más difícil a lo que nos hemos enfrentado nunca. Pero creo que en cierto modo fue más fácil que cuando nuestra hija Matilda se puso muy enferma con 4 años. Tuvo que someterse a cirugía cerebral. En aquel momento pensamos que sería lo más difícil que viviríamos. Pero una vez que supimos lo que le pasaba a Matilda, sabíamos que mejoraría. En cuanto a Tim, hay muchos asuntos que dependen de si podrá volver a competir de nuevo. Nuestro medio de subsistencia, los contratos existentes, el futuro, a lo que va a poder dedicarse laboralmente.
Tim se mantuvo ridículamente positivo durante todo el tiempo que tuvo el halo. Si hubiese sido al revés, sé que yo no habría sido tan positiva. Afortunadamente, los malos momentos fueron muy pocos. Una vez que superó el dolor inicial, tenía que ser positivo porque la otra opción era demasiado sombría como para pensar en ella. Fue cuando le quitaron el halo que todo se volvió más complicado. Fue entonces cuando la realidad nos golpeó en la cara. La capacidad física de Tim volverá, pero el rango de movimiento en su cuello es un gran reto. Afecta a todo: a lo bien que puede nadar, a cómo de flexible es cuando corre o a lo rígido que se pone sobre la bici. Creo que a veces se sienta y piensa. «No sé si podré hacerlo». Pero sabe que tiene que ser positivo, de lo contrario tiraría la toalla. Y eso no es algo que esté preparado para hacer.
Creo que Tim hizo lo correcto. Los consejos de los médicos se basan en personas que no son deportistas. Y no dijeron que no podía hacer ningún entrenamiento. Solo dijeron que tenía que tener cuidado y no hacer nada con ningún impacto, y así lo hizo. Fue muy sensato.
Necesitaba hacer algún tipo de entrenamiento porque habría sido demasiado difícil recuperar el estado físico si no se hubiese mantenido activo de algún modo. Y también fue importante para su bienestar mental porque entrenar con otras personas es parte de su vida social. Creo que eso le ayudó a seguir adelante.
Tim es muy perseverante. Hace muchas visitas al fisio y recibe muchos masajes cada semana. Ha realizado todos los ejercicios que le han dicho que haga. Y parte del talento de Tim es que se pone en forma muy rápidamente. No necesita tanta cantidad de entrenamiento como algunos otros atletas. Se recupera muy rápido.
A veces era bastante complicado, pero por suerte el director, Andrew Hinton, era tan buen chico… Hizo que no fuera muy intrusivo. Fue muy divertido. Y en diferentes etapas de la carrera de Tim hemos tenido a gente viniendo a grabarnos y a hacernos entrevistas. Así que en esta familia estamos un poco acostumbrados a eso.
Antes de la carrera estaba un poco preocupada por él. Correr una maratón tan pronto después del accidente era algo grande. Desafortunadamente, nuestro hijo pequeño, Hugo, le contagió la gripe pocas semanas antes y no pudo entrenar tanto como quisiera.
Estoy convencida de que puede volver a Kona. Creo que superaría las expectativas de la mayoría de personas. Tim siempre ha tenido en mente que va a estar ahí. Y nunca puedes decir: «No puedes hacerlo», porque nunca se sabe. Verle en la línea de salida sería increíble.
Creo que cuando estás realmente en los peores momentos, debes intentar no mirar demasiado lejos al futuro y centrarte en lo que ocurre cada día. Cuando Tim tenía que llevar el halo, hubiera sido insoportable pensar en el tiempo total del tratamiento, ¡tres meses!, así que nos centramos en superar el día a día. Y hay que procurar mantenerse tan ocupado como sea posible, para que los días pasen rápido. Pronto llegarán tiempos mejores.