

Para nuestra nueva serie de artículos, «Detrás de los mejores», hablamos con padres, socios y personas más cercanas a algunos de nuestros atletas para una mirada íntima y exclusiva a su historia y carácter. Nuestro primer invitado es el atleta suizo Max Studer. Conoce a una de las nuevas promesas más importantes del triatlón de la mano de las personas que mejor lo conocen: sus padres.
Max Studer creció en un tranquilo pueblo suizo llamado Kestenholz, en el cantón de Solothurn. Animado por sus padres a llevar un estilo de vida activo, probó el triatlón por primera vez a los diez años.
Desde entonces, se ha convertido en uno de los nombres del atletismo más importantes de su país, campeón de Europa sub23 y actualmente ocupa el puesto 20 a nivel mundial en la ITU.
Pero, ¿cómo era él al crecer? ¿Siempre tuvo un don para los deportes? ¿Estaban sus padres, Sabine y Max, seguros de llegaría a ser una superestrella? Preguntémosles.
Max siempre ha hecho mucho deporte; gimnasia, fútbol, natación. Max entró en contacto por primera vez con el triatlón en el PowerMan de Zofingen, donde participó en el PowerKids cuando solo tenía 10 años.
Nos hacía muy felices que nuestros hijos estuvieran sanos y disfrutaran haciendo deporte. Como familia, nos divertimos juntos participando en eventos deportivos y apoyando a nuestros hijos. Todo lo demás simplemente fue pasando.
De niño, Max era pequeño y pesaba poco, por lo que a menudo tenía que competir contra niños más fuertes de la misma edad. Recordamos especialmente el Campeonato Suizo de Duatlón en Spiez en 2009, cuando tenía 13 años y realmente quería ganar el título contra chicos más grandes. Y lo hizo.
Para nosotros fue una experiencia extraordinaria cuando Max nos dio la sorpresa y ganó su primer triatlón de la Copa del Mundo en Tongyeong, Corea del Sur, en 2018. Estuvimos allí con él.
Fue una experiencia muy emotiva para todos nosotros y pudimos ver que Max tenía el potencial de lograr muchas cosas si se lo proponía.
En primer lugar, nosotros, como padres, siempre estamos ahí para él cuando nos necesite. También le apoyamos asumiendo diversas tareas organizativas y administrativas.
Estamos muy orgullosos de Max y felices de que pueda hacer realidad su sueño. Siempre seguimos todas sus competiciones. Cada vez que surge la oportunidad, estamos allí brindándole todo nuestro apoyo.
Al verle en acción siempre nos ponemos bastante nerviosos y nos emocionamos mucho, ya que siempre que le animamos deseamos que pueda rendir al máximo y que no ocurra ningún accidente.
Animamos a Max desde el primer momento hasta la selección definitiva. Nos llamó justo después de la decisión y, naturalmente, todos nos sentimos muy felices por él. Hasta se abrió una botella de espumoso...
Por supuesto, es una pena que no podamos viajar a Tokio como habíamos planeado originalmente. Disfrutaremos de la retransmisión en directo con familiares y amigos; y seguro que después Max nos llamará y nos contará cómo ha ido todo. Todos queremos lo mejor para él.