

Con sus 4505 pies, el monte Whitney es el pico más alto de los lower 48 (estados contiguos de Estados Unidos, los 48 estados continentales al sur de Canadá excluyendo a Alaska). Llegar a la cima es un logro destacable ya que la hazaña incluye una ruta de 20 millas con un desnivel de 6100 pies. Un logro que adquiere una magnitud aún mayor cuando sufres de tetraplegia incompleta. Pero es ese el objetivo que se ha propuesto Jack Greener.
El objetivo que se propuso Jack Greener en Noviembre de 2018 era algo más que monumental…
Su cuerpo estaba paralizado del cuello para abajo tras un accidente de jiu jitsu y había sufrido varios derrames cerebrales como consecuencia del paso de coágulos de sangre por el cerebro. Después de pasar nueve largas horas bajo el bisturí del cirujano para eliminar los coágulos que le quedaban en el cuello, y reducir así la posibilidad de un nuevo derrame cerebral, le dieron solo dos días para mostrar una mejora o le ofrecerían la eutanasia asistida. Milagrosamente su cuerpo comenzó a responder.
«La tetraplejía incompleta es una parálisis parcial de la médula. Es como estar atrapado en un cubo de hielo y no saber qué parte de tu cuerpo se va a descongelar. Quizás un brazo, quizás una pierna, es básicamente una cuestión de azar. Lo primero que respondió fue uno de mis dedos gordos del pie. Después el resto de los dedos y una parte de la pierna. Y poco a poco fui capaz de estar de pie».
Paso a paso, Jack fue progresando y a mediados de enero de 2019 parecía que incluso sería capaz de andar de nuevo. Entonces empezó el trabajo duro. «En ese periodo, me pasaba más de siete horas al día en rehabilitación. Le decía al terapeuta que me lo pusiera lo más complicado que pudiera. Si me derrumbo, no pasa nada, le decía. No estoy seguro de que compartiera mi opinión».
Su determinación y compromiso dieron resultado, y en marzo pudo salir del hospital con solo un par de muletas como apoyo. «Pude volver a vivir solo. Seguía en silla de ruedas el 70% del tiempo, pero podía caminar por mi apartamento». Pasó el resto del año volviendo a aprender todo. «A vestirme, limpiar la casa, cocinar, hasta respirar, tragar, masticar... incluso a gatear. Literalmente, entre los 23 y 24 tuve que aprender a vivir de nuevo».
Y eso solo fue el principio. Porque Jack es una persona con muchísima motivación.
Actualmente es uno de las únicas dos personas con discapacidad (el otro es Ed Jackson) que ha superado los 14 000 pies andando. «Lo hice el pasado agosto en el Monte Bross, en Colorado». También realizó la primera ascensión con parálisis de la primera forma rocosa de Flatiron en Colorado. Y su próximo objetivo es aún más grande. Literalmente.
Pero completar el sendero de 22 millas entre montañas va a ser cualquier cosa menos fácil. «Todo puede afectarme», nos revela Jack. «La dieta, la hidratación, si estoy cansado o si tengo frío. Algunos días camino muy bien, pero otros tengo que usar un bastón, lo que puede confundir a la gente, porque no están acostumbrados a ver a una persona de 25 años con un bastón. Sin embargo, es estupendo tener un algo de ayuda en lo que apoyarme si me caigo. Por ejemplo, para los bordillos. Los bordillos son terroríficos. AL igual que los escalones. Los ascensos no son ningún problema, pero los descensos son otra cosa...»
Todo esto nos lleva a una pregunta inevitable: ¿por qué? Según Jack, es porque le gusta sufrir. «Esa es la respuesta sencilla. No es nada nuevo. Crecí buceando en apnea, donde tus pulmones piden a gritos oxígeno, pero sabes que no lo necesitas. El proyecto del Monte Whitney es el mismo tipo de cosa. Quiero hacerlo porque es difícil. Es un objetivo difícil por sí solo, pero si además le añades una discapacidad que dificulta literalmente todo, desde moverse hasta dormir, el reto se complica exponencialmente».
Este deseo de probarse a sí mismo es algo que motiva a Jack. «El Monte Whitney es para demostrarme a mí mismo que soy tan capaz como cualquier otro. Como atleta adaptado, el simple hecho de salir a la calle es una victoria. Porque una vez que tienes algún tipo de impedimento físico, el mundo realmente no es tu amigo».
Pero esa no es la única razón por la que hace lo que hace.
«Quiero superar límites como atleta con parálisis. Tengo el privilegio de convertirme en un referente para otras personas como yo». Sin embargo, por muy grande que sea ese honor, a veces puede sentirse como una carga. «No tengo un punto de referencia. No tengo a nadie que sea como yo, que me pueda decir algo como si ellos pueden, yo también. Así que me impongo una gran presión para convertirme en esa persona, e inspirar a los que vengan detrás».
Por eso el concepto de ser un referente está tan cerca del corazón de Jack. «Es muy importante para mi. Si puedo formar ser un referente del atletismo adaptado, si puedo mostrar lo que los atletas paralíticos lo que pueden hacer, habré conseguido mi objetivo.
Y aunque el ascenso al monte Whitney va a requerir tiempo, entrenamiento y grandes cantidades de sudor, significa que Jack podrá disfrutar de una de sus pasiones: la naturaleza. «Estar en la naturaleza es muy importante para mi. Me sirve para desconectar. Nadie mira mi discapacidad y piensa que no debería hacer estas cosas, porque ya las estoy haciendo. Es una forma de terapia, me permite desacelerar la vida y dedicarme a estar y vivir el presente».
Sin embargo, a la hora de la verdad, todo el trabajo de Jack, todo su esfuerzo se centra en una cosa...
«Progresar. Es lo más importante para mi. En mi mente, aún no he conseguido mucho. El Monte Whitney será la primera cima real. El segundo que me gustaría hacer más adelante en el verano, sería el Grand Teton. Porque para mí, los grandes logros, las grandes proezas, se hacen realidad en la altura de las cumbres».
Puedes seguir a Jack, y su camino hacia la cima del Monte Whitney, en su Instagram y su blog.