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Ropa y Calzado Tecnico Suizo

Grece Ghanem: “Sé elegante, sé fuerte, sé feliz”

La creadora de contenido de moda y fitness Grece Ghanem celebra su 60 cumpleaños reafirmando su compromiso con el ejercicio, la familia y la sostenibilidad.

Texto de Devinder Bains. Fotografía de Annie Reid.

Cuando se conecta para hablar conmigo, Grece Ghanem está radiante después de una hora haciendo ejercicio. A pesar de su corta melena plateada ligeramente húmeda y de que aún no se ha cambiado, derrocha la misma elegancia de siempre. Esta influencer del mundo de la moda y el fitness hace que parezca fácil, incluso a las puertas de su 60 cumpleaños. ¿Cuál es su secreto? Es porque “toda mi ropa deportiva es de On”, bromea. Se refiere a la colaboración con la marca, con la que comparte valores y el amor por el ejercicio. “Cuando tengo que elegir ropa funcional, nunca sacrifico el estilo. Un ejemplo es la ropa para entrenar; incluso esta tiene que encajar con mi estética”.

Y en cuestión de estética, esta mujer sabe de lo que habla. Grece Ghanem ha atraído a una tropa de 1,8 millones de seguidores a su perfil de Instagram, (@greceghanem), y lo ha logrado compartiendo su manera de vivir la moda y el ejercicio. A pesar de que hay muchas mujeres de su edad en las redes, muy pocas se atreven a posar con la gracia y la elegancia con la que ella lleva sus outfits. Sus publicaciones son divertidas, auténticas y, a veces, increíblemente naturales, algo que brilla por su ausencia en el mundo digital. Grece comparte a menudo sus entrenamientos con sus fans, ávidos de conocer los secretos de esta supermujer para envejecer así de bien.

“Como mínimo, una hora de ejercicio al día”, ese es su punto de partida. Asegura, además, que apenas prueba el azúcar —excepto el de las frutas que lo contienen en baja cantidad— y que sigue una dieta principalmente pescetariana.

Aunque llevar una alimentación sana y hacer ejercicio han sido pilares de su vida desde que tenía veintipocos años, lo de ser un icono de la moda internacional es bastante más reciente. Grece empezó a usar Instagram hace siete años, cuando su hija, Cheyenne, le creó una cuenta con la esperanza de que “mi madre dejara de quitarme el teléfono” para ver el contenido de moda publicado en esta red social. “Siempre he sido una apasionada de la moda, y me gustaba mucho hacerme fotos con mi hija de la ropa que llevábamos en nuestros viajes —comenta—. Por eso, cuando me abrió la cuenta, me entusiasmó la idea de combinar ambas cosas”.

Cheyenne solo le puso una condición: quería encargarse ella de hacer las fotos de su madre y seleccionarlas para garantizar la coherencia estética de la cuenta. Empezó sacándolas con el móvil y, después, aprendió a usar equipo profesional. “Nadie conocía nuestro perfil; nos dedicábamos a publicar fotos de nuestros viajes y, cuando se nos acababan, salíamos por Montreal a hacernos más —me cuenta Grece, recordando los inicios—. Después de seis meses, la gente reparó en las fotos. Era como ‘guau, es mayor, pero tiene estilo y está en forma’, y así es como empecé a colaborar en las campañas de distintas marcas de belleza, moda y productos para el pelo”.

Tras un tiempo, Cheyenne dejó su empleo en el sector financiero para trabajar con su madre a tiempo completo. “Desde que empecé con esto, mi mensaje para ella ha sido que es posible hacer realidad tu sueño pasados los cincuenta; en mi caso, ese sueño es vivir de la moda y los viajes —dice Grece—. Nunca es demasiado tarde para reinventarte y cumplir tus sueños. Da igual cuántos años tengas. Eso es también lo que quiero que entiendan mis seguidores”.

“Nunca es demasiado tarde para reinventarte y cumplir tus sueños”.

Madre e hija siguen viviendo juntas y, teniendo en cuenta que también trabajan juntas, a veces no es fácil, por muy bien que se lleven. “Es una cuestión de confianza, y yo confío en que ella saque lo mejor de mí. A veces me anima a hacer cosas con las que no me siento cómoda del todo —explica Grece con sinceridad—. No siempre estamos de acuerdo y hay momentos en que no es fácil, pero siempre encontramos un término medio. Tenemos mucha suerte de vivir estas experiencias las dos juntas. La verdad es que le estoy muy agradecida”.

Hoy en día, es conocida por cualquiera a quien le interesen los consejos de moda, fitness y wellness para envejecer con estilo, pero llegar hasta aquí no fue un camino de rosas. Grece Ghanem nació en África, se crio en Líbano, el país de sus padres, y se mudó a Canadá cuando Cheyenne tenía 9 años. Lo hizo para que su hija creciera en una nación sin guerras. No tarda en explicarme que su amor por la moda y el mundo del fitness viene de las mujeres de su familia con las que creció en Oriente Próximo.

“Mi madre y mi abuela siempre vestían bien, incluso para estar en la cocina. Aún me acuerdo de los delantales de mi abuela, siempre tan artísticos y con coloridos bordados. Siempre llevaba el pelo impecable y los labios pintados, hasta para cocinar. Ella fue mi inspiración. Cuando era pequeña, me metía en su dormitorio a ponerme su ropa y a probarme las joyas y las gafas de sol”. 

“Mi tía era una mujer muy activa: jugaba al tenis, hacía aerobic y mucho ejercicio, y en mi familia se comía sano. Yo le he enseñado eso mismo a mi hija. Ve que me muevo, que como bien y que me cuido la piel, el cuerpo y la mente, así que ella también lo hace. Viene conmigo al gimnasio, corremos juntas, hacemos ejercicio cuando estamos de viaje y también viene a la piscina; me encanta nadar”.

Grece y su hija cambiaron Líbano por Montreal en 2005. Aunque tiene un máster en Microbiología de la Universidad Americana de Beirut y trabajó de técnica de laboratorio y de profesora de Educación Física, el sistema canadiense no convalidó sus estudios. A los cuarenta y tantos, se vio obligada a cambiar de profesión.

Como en Líbano siempre le había gustado el mundo del fitness, incluso sustituía a su entrenadora cuando esta se iba de vacaciones, se sacó la certificación de entrenadora personal. Consiguió trabajo en un gimnasio y, poco después, también como entrenadora a domicilio. “Me encantaba ayudar a la gente. Tenía clientes de todas las edades: 20, 40, 60, 70... Algunos tenían lesiones en el hombro, la espalda o la rodilla, así que tuve que aprender qué ejercicios eran mejores para ellos y animarlos a mantenerse activos y fuertes. Hacía lo que podía con el material disponible y disfrutaba trabajando el equilibrio y la fuerza”.

Grece siguió dando clases hasta hace poco, incluso por videollamada cuando estaba de viaje, pero su ajetreada agenda le impedía dedicarles el tiempo que a ella le hubiera gustado, así que lo dejó. Esto le ha dado la oportunidad de centrarse aún más en sus propias sesiones de ejercicio durante sus viajes. “Esté donde esté, intento hacer una hora al día. Mi banda elástica [de resistencia] y mi pequeña pelota [de fitness] vienen conmigo cuando no tengo acceso a un gimnasio —me cuenta—. Me gusta la variedad: hago ejercicios con pesas, ya que son importantes para los músculos y ayudan a prevenir la osteoporosis típica de la edad; trabajo la estabilidad con ejercicios de equilibrio para mejorar la postura; y no me olvido de los estiramientos”.

“Me gusta la variedad: hago ejercicios con pesas, ya que son importantes para los músculos”.

Reconoce que no le cuesta encontrar la motivación; hacer ejercicio forma parte de su rutina diaria. “Si no me muevo, no soy capaz de tomar decisiones. El ejercicio me despeja la mente”, ríe. Tiene algún consejo para las personas a quienes el deporte se les hace cuesta arriba. “Siempre recomiendo empezar poco a poco, quizás con cinco o diez minutos por la mañana, y elegir ejercicios que trabajen todo el cuerpo, como flexiones o planchas. Otra opción es buscar oportunidades de moverte más: opta por las escaleras o bájate del metro una o dos paradas antes y llega caminando. Si te apuntas a un gimnasio, no te obligues a ir una hora todos los días, comienza con dos veces por semana, ¡pero hazlo!”.

Otro consejo: “Ponte la ropa de entrenar”. Grece asegura que este primer paso puede ser el más difícil, pero que el llevar ropa deportiva te animará a moverte. “Póntela aunque no tengas pensado hacer ejercicio, por ejemplo, antes de llevar a los niños al colegio. Seguro que te motiva a hacer deporte más tarde. Para mí, la ropa deportiva es muy importante, me hace sentir bien porque sé que estoy a punto de hacer algo positivo para mi cuerpo”.

“Si no me muevo, no soy capaz de tomar decisiones”.

“Mis seguidores me escriben para preguntarme cómo me conservo tan bien a mi edad, así que quiero que vean mis entrenamientos, la ropa que uso, mi actitud y quién es la persona detrás de los looks. Demuestro que soy yo misma: única, pero también cercana. Soy una mujer muy transparente, y eso ha contribuido al crecimiento de mi comunidad”.

Explica que la importancia de crear una comunidad en torno al ejercicio es un valor que comparte con On y “por supuesto, ambos nos preocupamos por la sostenibilidad”, añade. “Quiero cosas que duren. Esto ha sido esencial desde mi juventud. Siempre he comprado productos de calidad, prendas atemporales que me puedo poner una y otra vez. Aún tengo ropa en el armario que me compré hace más de treinta años. Cuando voy de compras, busco cosas que pueda combinar con lo que ya tengo, que complementen o den frescura a mis looks de siempre. También me gusta comprar ropa de segunda mano; prendas que no pude conseguir cuando salieron o que eran muy caras. Me importa la calidad, no la cantidad”.

Este año, Grece Ghanem cumple sesenta y se despide de una década de su vida marcada por el estilo. ¿Su mensaje para sus seguidores? “Mucha gente me pregunta qué tienen que hacer para parecerse a mí cuando tengan mi edad, pero les digo que no tienen por qué esperar, que se pueden parecer a mí ahora. Les digo que sean elegantes, fuertes y felices, y que cumplan sus sueños”.