

La generosidad de espíritu de este fondista checo dejó una huella imborrable en la memoria de Australia. Una mirada cercana al atleta que da nombre a Zátopek:10, un evento presentado por On Track Nights.
Texto de Sheridan Wilbur. Fotografía de Daan Noske, Noske, J.D. and Roger Rössing.
JUEGOS OLÍMPICOS DE HELSINKI, 1952. Algunos corredores australianos quieren conocer a su héroe, Emil Zátopek. No es para menos, porque tiene en su haber varios récords del mundo: es campeón de Europa y ganador del oro y la plata en los Juegos Olímpicos de Londres de 1948, en los 10 000 m y 5000 m respectivamente. De baja estatura y aspecto enjuto, su aire sencillo y sin pretensiones no se corresponde con la reputación de este checo de 29 años.
Pero un telón ideológico divide tanto Europa como la villa olímpica, el que separa los países soviéticos del resto de Occidente. Y a los campeones de los aficionados. ¿Merece la pena arriesgarse? Dos de los australianos abandonan el intento, pero uno de ellos, Les Perry, se lo piensa y se acerca de todos modos. Zátopek, sociable por naturaleza, le da una calurosa bienvenida y lo invita a entrenar con él la próxima prueba de 5000 m. Conmovido por el valor de su nuevo amigo le promete, además, regalarle la camiseta que lleva puesta: “Espera a que corra el maratón y esta camiseta será tuya”.
El héroe de Perry logró triunfar en su primer maratón, convirtiéndose en el primer atleta que, en las mismas olimpiadas, conseguía el oro en esta prueba además de en los 5000 m y los 10 000 m. Y fiel a su palabra, Zátopek hizo entrega de su sudada camiseta roja con el número 903. La amistad para él era tan importante como la victoria.
Quizá resulte sorprendente que un evento australiano lleve el nombre de una estrella del atletismo europeo, pero el coraje y los triunfos de Zátopek inspiraron al mundo entero. Y Australia no fue una excepción. Una vez que la legendaria carrera de Zátopek llegó a su fin en las Olimpiadas de 1956 en Melbourne, Perry quiso mantener vivo el espíritu del atleta checo. Junto a los demás miembros del Victorian Marathon Club, este fiel amigo inauguró en 1961 Zátopek:10, una noche de carreras de 10 000 m para atraer a fondistas de talla mundial a las antípodas de Europa. Sesenta años más tarde, Zátopek:10 sigue reuniendo en Melbourne a algunos de los corredores más rápidos del mundo. Este evento, organizado por On junto a Athletics Victoria, es la quinta y última parada de la primera gira mundial de On Track Nights. Y al igual que los demás eventos de la serie, su principal objetivo es reducir la distancia que separa a los competidores de la comunidad. Aquí todo el mundo está invitado a disfrutar del running de categoría, además de música en directo, puestos de comida y tatuajes gratuitos. De hecho, quien lo desee puede lanzarse a la pista a animar a sus atletas de élite preferidos.
Zátopek fabricaba zapatos antes de correr con ellos. Nacido en 1922 en la antigua Checoslovaquia, creció en el seno de una familia pobre de seis hermanos. Sin duda, las circunstancias en las que se crió inculcaron en él la tenacidad y el coraje que más tarde demostró en su carrera como atleta. Tras no conseguir empleo en la fábrica donde trabajaba su padre ni ser aceptado en la escuela de formación de profesores, a los 14 años, Zátopek tomó un tren a Zlin en busca de un futuro y fue a parar a la cadena de producción de una fábrica de zapatos en Bat’a, regentada por una familia poderosa que controlaba la vida de sus empleados. Zátopek describió esta fase de su vida como un periodo de “desasosiego y miedo”. Hasta el punto que cuando sus jefes lo obligaron a participar en una carrera de 1500 m organizada por la fábrica, Emil hizo lo imposible por escurrir el bulto: se escondió en una biblioteca a leer un libro de química, se quejó a los médicos de su falta de energía... Pero algo sucedió cuando se encontró sobre el terreno junto a otros 100 competidores. Zátopek se transformó. Y gesticulando y balanceando los hombros, con esos movimientos que más tarde serían su seña de identidad, logró ponerse en cabeza. No se hizo con la victoria (acabó en segundo lugar), pero había descubierto que su verdadera pasión era poner a prueba los límites. Y correr se convirtió en algo sagrado para él, en una forma de sentirse libre.
Según el escritor francés Pierre Magnan, Zátopek era “un hombre que corría como cualquiera de nosotros”. Llegaba a la línea de meta completamente exhausto y sin aliento. Una vez, cuando le preguntaron sobre su forma poco elegante de correr, él respondió: “Bueno, no se trata de gimnasia rítmica o patinaje artístico”. Lo que estaba claro es que esta “locomotora humana” estaba dispuesta a esforzarse más que nadie corriendo: con botas militares si no había zapatillas, sobre la nieve, en la oscuridad... Cuentan también (aunque parece poco probable) que llegó a correr con su esposa, la campeona olímpica de jabalina Dana Zatopkova, a cuestas. Una vez dijo que “entrenar en condiciones desfavorables tiene una enorme ventaja. Es mejor entrenar en condiciones adversas, así el día de la carrera sentirás un gran alivio”. Puso en práctica los entrenamientos por intervalos, aunque su respiración irregular durante estos duros entrenamientos arrojaba serias dudas sobre su efectividad. Pero cuando ganó la medalla de oro en el Campeonato de Europa, sus críticos pasaron de considerarlo un payaso a calificarlo como un genio.
Cada vez que compitió en Helsinki batió un récord olímpico. Momentos después de pulverizar el récord mundial en el maratón (su tercera victoria en ocho días), el equipo jamaicano de relevos 4x400 m se acababa de hacer con la medalla de oro. Lanzaron al tres veces campeón sobre sus hombros y dieron una vuelta a la pista para celebrar su victoria, mientras 70 000 fans gritaban al unísono “¡Zá-to-pek, Zá-to-pek, Zá-to-pek!”.“ Esa carrera consumió hasta la última gota de mi energía, estuve una semana sin poder andar”, contó después del maratón. “Pero nunca había conocido un agotamiento tan feliz”. Sus arduos y tensos esfuerzos motivaron un acercamiento entre distintos países, contribuyendo así a que las Olimpiadas de la Guerra Fría se convirtieran en los juegos de la reconciliación.
La distancia de 10 000 m tiene una relevancia especial: Zátopek fue el primer corredor de la historia en romper la barrera de los 29 minutos, con un tiempo de 28:54.2. Ganó nada menos que 38 carreras de 10 000 m, logrando 11 victorias solo en el año 1949. Durante seis años, nadie pudo superarlo en esa distancia. Pero sus récords no son el único motivo por el que se le recuerda. Lo cierto es que su mejor tiempo en los 10 000 m solo lo hubiera situado en el puesto 21 en los Juegos Olímpicos de Tokio 2020. Lo que de verdad dejó una huella imborrable fue su calidad humana, que queda patente en una de sus frases más célebres: “Grande es la victoria, pero la amistad de todos es mayor”. Puede parecer paradójico en boca de un atleta que ganó cuatro medallas de oro olímpicas, pero Zátopek hubiera estado dispuesto a regalar su oro a alguien que necesitara realmente esa victoria y que creyera que ganar lo era todo.
El australiano Ron Clarke podría considerarse el mejor corredor de la historia que nunca consiguió ganar una medalla de oro. Cuando corría en cabeza ponía sus fuerzas al límite. A veces funcionaba, y a veces no. Batió 17 récords, 15 de ellos establecidos por Zátopek, se convirtió en el primer corredor que logró hacer tres millas en 13 minutos y rompió el umbral de los 28 minutos en los 10 000 m. Todo indicaba que Clarke estaba preparado para ganar el oro en los 10 000 m de los Juegos Olímpicos de México en 1968, pero la suerte no estuvo de su parte. Sufrió un colapso a causa del mal de altura y casi no sobrevive. Terminó en sexto lugar, exhausto. Nadie comprendió mejor que Clarke las famosas palabras de Zátopek antes de su última carrera en Melbourne: “Hoy nos morimos un poco”.
La leyenda checa tenía debilidad por los grandes gestos de espíritu deportivo, y ocho años después de su jubilación invitó a un melancólico Clarke a visitarlo a Praga. Cuatro veces oro olímpico, Zátopek mostró su ciudad al joven australiano. Con una sabiduría digna de un maestro zen, intentó aliviar su desazón diciéndole que, a veces, la carrera no tiene un propósito en sí ni una meta definida. Cuando se despidieron en el aeropuerto, su amistad se había hecho más fuerte. Fue entonces cuando Zátopek entregó discretamente a Clarke un pequeño paquete atado con una cuerda. Absorto en sus pensamientos, Clarke no se acordó de abrirlo hasta que ya se encontraba en el avión. En su interior, escondida entre papel de embalar, encontró una medalla de oro olímpica. El cuatro veces medallista de oro olímpico, Zátopek, entregaba una de ellas al atleta que él creía que realmente la merecía.
Emil Zátopek en 1959
Cuando se inauguró Zátopek:10 en los años 60, Ron Clarke rindió homenaje a su mentor, batiendo un récord personal en la prueba de los 10 000 m y superando el récord mundial que había logrado Zátopek. Durante los dos años siguientes, Clarke volvió a ganar la prueba sin dificultad y aún hoy es quien más victorias ha conseguido (cinco), lo que ha otorgado al evento un aura muy especial. En los años 80 y 90, Zátopek:10 se había convertido en una de las carreras en pista más prestigiosas y competitivas en suelo australiano. Steve Moneguetti, cuatro veces campeón olímpico y cuatro veces ganador de Zátopek:10, declaró a SportingNews que triunfar en esta carrera era un logro comparable a cualquiera de sus grandes victorias: “Ganar esta carrera es una prueba de tu fortaleza”. El atleta keniano Luke Kipkosegi batió el récord de la carrera en 1998 con un tiempo de 27:22.54 y ha conseguido más de 30 veces correr los 10 000 m en menos de 28 minutos. El récord femenino lo batió en 2011 su compatriota Joyce Chepkirui con un tiempo de 31:26.11.
Para la edición de 2023, On Track Nights ha introducido algunos cambios, asociándose con Athletics Victoria en honor a la tradicional distancia de Zátopek:10, aportando la atmósfera de festival que caracteriza a la serie y atrayendo nuevos aficionados. En la prueba de los 10 000 m, los fans podrán ver a los atletas australianos Jack Rayner y Rose Davies luchar por su tercera victoria consecutiva. Pero, además de la carrera, On animará el evento de 2023 con una actuación en vivo de Peking Duk, puestos de comida y tatuajes gratuitos de la mano de la artista local Lauren Eriksen. Tim Crosbie, Running Coordinator de Athletics Victoria, cree que, tras la pandemia, en Melbourne surgió un nuevo público de corredores de entre 20 y 30 años muy interesados en el aspecto social del running y que forman parte de clubs y asociaciones. “Queremos transmitirles cuál es la esencia de Zátopek:10”, un acontecimiento comunitario que celebra el aspecto humano de la carrera tanto como los premios.
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