

Antoine Charvolin es conocido por llevar el ritmo al máximo. Además de su trabajo en On, ejerce de atleta poniendo a prueba en plena naturaleza las últimas innovaciones de nuestro laboratorio.
Texto de Robert Birnbaum. Fotografía de Adrian Pirlet.
Cada semana, me reúno con Antoine Charvolin en el acogedor anexo de On Labs de Zúrich, donde, junto al equipo de pruebas, analiza los últimos prototipos hasta el más mínimo detalle. Hace casi dos años, me invitó por primera vez a pasarme por allí y prestar mis pies de muestra a lo que él cariñosamente llama "la ciencia". No es que mis pies tengan nada de especial, pero son del mismo tamaño que los prototipos de Antoine.
Por aquella época, los dos acabábamos de incorporarnos a On. Bueno, al menos a la oficina de On, porque Antoine ya llevaba dos años representando a la marca como atleta de trail. Sin embargo, nadie que se lo cruzara por los pasillos lo habría adivinado. Es cierto que tiene una constitución atlética que le permite subir las pendientes más pronunciadas con la facilidad de una cabra montesa. Pero, fisiología aparte, no se diría que este francés afable y sencillo asciende al podio con casi la misma frecuencia que sube las escaleras de la oficina.
Antoine no ve su papel de especialista en pruebas de On como una extensión de su patrocinio. Lo que lo convierte en un personaje célebre en la oficina no es su estatus de atleta, sino su personalidad contagiosa, su entusiasmo y su sentido común. Llega, se arremanga y trabaja como el resto del equipo. La hora de comer es para entrenar y reponer fuerzas con la fluidez y eficacia que le caracterizan.
Hace que parezca fácil, pero entrenar como un atleta profesional mientras se trabaja a tiempo completo es todo un arte. ¿Cómo se puede encontrar el equilibrio destacando en ambas cosas? ¿Cómo se llega a ser corredor de trail running profesional? Para conocer mejor a Antoine, seguí sus pasos durante una jornada de su vida de atleta. O, al menos, durante todo el tiempo que pude seguirle el ritmo. Porque os aseguro que la calma que Antoine desprende en su trabajo diario desaparece en cuanto pone un pie en el sendero. Como aquel momento en que desapareció tras la cresta de una montaña que yo tardaría otros veinte minutos en alcanzar. De vez en cuando, Antoine me esperaba a un lado del sendero, sonriendo de oreja a oreja mientras yo sacaba mi teléfono, con las manos empapadas buscando entre mis notas, leyendo mis preguntas casi jadeando. Me hizo esforzarme al máximo para lograr cada una de las respuestas. Pero valió la pena.
"Como crecí cerca de los Alpes franceses, en Grenoble (Francia), pasaba mucho tiempo en la montaña. Empecé a esquiar a los dos o tres años. También me iba de acampada con mis abuelos. Siempre había algo", recuerda con su inconfundible acento francés. En el instituto, Antoine empezó a competir en esquí de fondo. Fue precisamente su entrenador de esquí quien le hizo descubrir su pasión y habilidad para el trail running.
Por aquel entonces, Antoine -que encarna la energía juvenil de Bambi en los antiguos dibujos animados de Disney- dividía su tiempo entre los senderos y la carrera de ingeniería mecánica. "Incluso antes de ir a la escuela, construía pequeños aviones de madera con mi abuelo. Me encantaba planearlo todo, pero también disfrutaba construyéndolos".
Después de graduarse, tuvo que decidir si dedicar su vida al deporte o empezar a trabajar como ingeniero. Durante un breve periodo de tiempo, parecía que Antoine se había decantado por lo segundo.
"Hice algún trabajo como ingeniero y en seguida me di cuenta de que no era lo que realmente me gustaba en la vida. Me encanta entrenar, correr y mejorar, cosas así. Pero después de hablar con otros corredores profesionales, me quedó claro que tampoco quería ser exclusivamente atleta".
El interés natural de Antoine por la industria del deporte y su conexión previa con On lo llevaron hasta Zúrich, la sede de la empresa, donde se unió al equipo de pruebas. Todo ello sin abandonar nunca su objetivo de triunfar como trail runner profesional.
"El plan inicial para mí era empezar en el equipo de pruebas y luego pasar a la parte de desarrollo de productos. Pero resultó que me gusta tanto mi trabajo que nunca llegué a hacer el cambio. El equipo de pruebas es un puente entre el consumidor y el equipo de desarrollo. Pero no nos limitamos a recibir comentarios y transmitirlos, formamos parte del desarrollo de cada producto. Encontramos posibles problemas y buscamos las soluciones".
Para las pruebas que ayudan a encontrar los puntos débiles de cada nuevo prototipo, Antoine recurre a su rico arsenal de conocidos, tanto dentro como fuera de la empresa. Siempre les da la bienvenida al espacio de pruebas con chocolate y bizcocho de plátano. De vez en cuando, también organiza sus temibles pruebas de grupo en nuestra montaña local de Uetliberg, el campo de entrenamiento que mejor conoce desde que se mudó a Zúrich.
"He recopilado algunos segmentos Strava de leyendas locales en Uetliberg, pero todavía hay algunos senderos que me quedan por explorar. A veces todavía me pierdo".
Incluso en su trabajo, parece que Antoine no puede alejarse demasiado de los senderos. Aunque es un maestro en hacer malabares con su tiempo, es consciente de que los atletas que se dedican de pleno a este deporte pueden entrenar más y recuperarse antes. ¿Una desventaja? En cierto modo, sí. Pero Antoine ve el lado positivo.
"Sabía que un trabajo a tiempo completo complicaría la parte de mi vida dedicada a correr. Y, a veces, ha sido todo un reto. Hoy en día, no lo veo como una desventaja, sino todo lo contrario. Puede que tenga menos tiempo para entrenar, quizás no pueda competir tan a menudo, pero no dependo de los resultados de las carreras para ganarme la vida. Me presento a la competición sin ninguna presión por subir al podio. Para mí, el comienzo de una carrera es como una fiesta. Me limito a disfrutar de mi tiempo en la montaña con competidores feroces que se han convertido en buenos amigos a lo largo de los años. El entrenamiento es el 99% de tu tiempo, y puede ser agotador. Así que el uno por ciento que representan las carreras debe ser lo más divertido posible".
Parece que Antoine ha descubierto el punto óptimo. Obtiene los beneficios de ser un atleta profesional, al tiempo que disfruta de las recompensas de trabajar junto a su equipo de pruebas. También conserva más libertad para elegir sus carreras, principalmente en aras de la sostenibilidad.
"Amar el medio ambiente es algo natural para quienes corremos por las montañas. Si estuviera dentro jugando al ajedrez o a los videojuegos, quizá no conocería la importancia de proteger la belleza de la naturaleza".
¿Cómo toma Antoine decisiones sostenibles?
"Una gran parte de tu impacto medioambiental son los alimentos que consumes, por eso evito en gran medida la carne. Otra parte es el transporte, sobre todo si coges un avión o vas solo en coche. Como atletas, naturalmente nos esforzamos por competir con los mejores del mundo. ¿Pero volar a Estados Unidos para una carrera? Las emisiones de carbono no me merecen la pena. Incluso en Suiza hay innumerables carreras de trail running y estoy lejos de ser el mejor aquí. Así que prefiero desplazarme lo menos posible para mis competiciones. Solo el año pasado, rechacé cuatro invitaciones a carreras debido a los viajes necesarios".
A solo un viaje en tren, el Maratón del Mont Blanc está situado en el espectacular paisaje de Chamonix, Francia. No solo fue la primera carrera de trail running de Antoine, sino también la mejor hasta la fecha. Tras un sorprendente top-10 en 2022, la edición de 2023 es la competición que más espera del año.
"Tengo un apego especial al Maratón del Mont Blanc. Descubrí el trail running con la Youth Race. El año pasado terminé en novena posición en la distancia de 42 km, mi mayor éxito hasta la fecha en un grupo tan numeroso. Este año me he fijado como objetivo la carrera de 90 km, mi primer ultra trail".
Recientemente, Antoine se embarcó en su primer desafío ultra para descubrir qué se siente al correr durante más de 10 horas seguidas. Con un pequeño equipo de rodaje y sus amigos más íntimos, se dispuso a explorar la ruta que recorrerá en la carrera.
"Correr tanto tiempo es un reto físico, pero también mental. Estás ahí fuera, a solas contigo mismo y tus pensamientos. Hace dos años que corro maratones. Había llegado el momento de descubrir algo diferente y sabía que tenía que tratarse de larga distancia".
Al enfrentarse a carreras del doble de distancia, el entrenamiento de Antoine ha seguido el mismo camino: las sesiones de dos horas se han convertido en sesiones de cuatro horas; los intervalos de 20 minutos se convierten en esfuerzos de 40 minutos. Lo único que no ha cambiado es el sueño y la nutrición.
"Estoy contento con la preparación. Pero la diferencia entre entrenar y competir es enorme. No obstante, tengo bastante confianza, porque sé que una cosa es segura: pasaré un buen día en la montaña, rodeado de amigos, en un paisaje precioso".
¿Nervioso?
"Sí, porque desconozco muchas cosas. Pero sobre todo siento emoción. Y pienso seguir con las ultra distancias en un futuro próximo, vaya como vaya la carrera. Simplemente disfruto mucho del proceso, no importa si acaba yendo bien o no tan bien. Si no, obviamente tendré que intentar mejorar".
Mientras nos aventurábamos de nuevo en el valle bajo Federispitz - uno de los lugares favoritos de Antoine - había descubierto mucho más que mis limitaciones físicas. A pesar de llevar dos años trabajando junto a él con regularidad, nuestra carrera juntos me ha hecho descubrir facetas suyas que desconocía: su amor por el medio ambiente, por las aventuras compartidas y por las galletas stroopwafels (su tentempié preferido para viajes en tren).
Un genio de la velocidad en los senderos, un especialista en pruebas en la oficina y una presencia tranquila y jovial allá donde va. Este es Antoine Charvolin, nuestra "cabra montesa".