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Querido eco: Nicolas Navarro y el arte de la adaptabilidad

Desde competir en carreras de ciclismo y trabajar en una tienda de deportes hasta llegar al maratón olímpico, Nicolas Navarro alcanzó la cima contra todo pronóstico. Y no tiene intención de detenerse.

Texto de Andy McGrath. Fotografía de Emma Burlet y archivo familiar de Navarro.

Es octubre de 2013 y Nicolas Navarro se encuentra en territorio desconocido, luchando por la victoria en su primer maratón por las calles de Montpellier. De repente, las cosas se tuercen en esta ciudad del sur de Francia. Cuando ya se encuentran cerca de la meta, un oficial de la carrera indica al grupo líder el camino equivocado y empiezan a correr en la dirección errónea.

Aunque Navarro perdió aproximadamente 90 segundos y terminó en tercer lugar, ganó mucho más ese día: descubrió la distancia que mejor le va. En la última década, ha corrido muchos más maratones y bastante más rápido que aquel primer tiempo de 2:28.

En cuanto a desviarse del camino, Navarro es un maestro en sacar partido a los cambios inesperados.

Después de todo, este joven de 32 años nunca había planeado recorrer tantos kilómetros con zapatillas de running. Creció en Toulon, en la soleada Costa Azul francesa, y su pasión era el ciclismo. Fue ganando numerosas carreras y compitió contra futuras estrellas del Tour de Francia como Thibaut Pinot y Julian Alaphilippe cuando era un adolescente.

“Dicen que el ciclismo es una escuela para la vida, y es cierto. Gracias a él me acostumbré a duras sesiones de entrenamiento y a sufrir para lograr mis metas. Creo que competir en las montañas durante cuatro o cinco horas en bicicleta es incluso más difícil que un maratón”.

A los 17 años, Navarro se rompió tres vértebras en un accidente, lo que puso fin a su prometedora carrera de ciclista. Como un adolescente normal, comenzó a salir a discotecas y fiestas.

"Creo que competir en las montañas durante cuatro o cinco horas en bicicleta es incluso más difícil que un maratón".

Pero la carrera deportista de Navarro no había terminado. Vio a su hermano mayor, Julien, en una carrera de trail local y se animó a probarlo.

"Salía por senderos y carretera, iba donde quería. Eso es lo que me encantó del running desde el principio, esa facilidad y sensación de libertad".

Navarro se lanzó a todo tipo de carreras. Después de años de mejora constante, el octavo lugar en un evento de 20 km, el Marseille-Cassis 2016, fue el punto de inflexión que le hizo darse cuenta de su potencial.

Se unió a un club en Aix-en-Provence, al sur de Francia, consiguió un entrenador y fue aumentando gradualmente la distancia. Ahora, corre 240 km en una semana de entrenamiento intensa. Fue difícil en su momento, empezar desde cero sin patrocinadores y sin conocer a nadie.

"Fue una gran motivación llegar a la cima sin seguir el mismo camino que los demás, sin escuela de atletismo o competir de joven. Haciéndolo poco a poco".

El entrenamiento también tenía que adaptarse a su empleo. Navarro trabajaba en una tienda de artículos deportivos, irónicamente no en la sección de running, sino en el departamento de ciclismo y esquí. Arreglar bicicletas le mantenía en contacto con su primer amor deportivo.

Sus compañeros de trabajo se sorprendieron al descubrir que, a menudo, corría 12 km para llegar al trabajo y luego tomaba el autobús para ir a las sesiones de entrenamiento, mientras dormía por el camino. A veces, fichaba a las nueve de la mañana y terminaba a las ocho de la tarde.

"Había días agotadores, sin duda. Creo que me obligó a ser aún más disciplinado y también evitaba que mi vida fuera solo y exclusivamente correr. Si obtenía buenos resultados, estupendo. Y si no, pues no pasaba nada y volvía a mi rutina normal. Me permitió mantener una cierta distancia".

Las intensas jornadas no impidieron que Navarro alcanzara la cima del deporte. Para prepararse al máximo, se pidió una baja de dos meses antes del Maratón de Valencia en 2019 y logró terminarlo en 2:10:01, dentro del estándar de clasificación olímpica. El equipo de Francia llamó a su puerta.

"Eso es lo que me encantó del running desde el principio, esa facilidad y sensación de libertad".

Imagina el shock de sus compañeros del trabajo al verle en televisión, veinte meses después, adelantando rivales por las calles japonesas.

Con un tiempo de 2:12:50, el maratón olímpico de Sapporo fue memorable para Navarro por buenos y malos motivos. Estaba emocionado de terminar en duodécimo lugar. Pero la distancia que más le dolió no fueron los desafiantes 42 km, sino la que le separaba de su familia y amigos. "Estaba completamente solo en la meta. Me pareció un poco triste: había hecho la carrera más grande del mundo y no pude compartirlo con ellos", nos cuenta.

Navarro dejó de trabajar en la tienda de deportes a finales de 2021, finalizando así la trayectoria completa desde runner aficionado hasta atleta profesional. Sabe muy bien que un corredor puede pasar por todos los estados mentales y físicos posibles en un maratón, siempre a la caza de sensaciones y mejores tiempos.

"Cuando empiezas, tienes un plan y todo lo demás que sucede alrededor no siempre sale como quieres. Hay que adaptarse lo mejor posible. Si te sientes mal, tienes que seguir pensando en positivo, en que irá mejor, en que todo el entrenamiento que has hecho durante meses ha merecido la pena".

Puede pasar cualquier cosa. En los campeonatos europeos de 2022, Navarro se cayó al suelo al final de la carrera tras chocar con otro corredor. Apretó los dientes y acabó quinto.

"Me adapto fácilmente a los pequeños obstáculos. Me sale natural, la verdad es que me estreso poco. Perder la cabeza cuando las cosas no van según lo planeado no ayuda en nada".

Pase lo que pase, disfrutar corriendo es lo más importante. Ese es su consejo para cualquier joven atleta que intente equilibrar el entrenamiento, el trabajo y la vida. "La diversión es la base de todo. Si no me divierto, la carrera también saldrá mal".

Sus niveles de felicidad se han visto aumentados por el nacimiento de su primer hijo, Nino, en junio. "La paternidad puede ser agotadora, pero a fin de cuentas es una alegría, un poco como al final de un maratón. Es una fuente de motivación más para entrenar y correr mejor, porque lo hago por él". 

"La diversión es la base de todo. Si no me divierto, la carrera también saldrá mal".

Se trata solo de un ajuste más que este genio de la adaptabilidad debe hacer para el Maratón de Valencia. Esta ruta rápida y llana es una oportunidad para mostrar su resistencia y velocidad en diciembre. 

Su objetivo es rebajar su mejor marca personal de 2:06:45, establecida en Sevilla en febrero de 2023. Si lo lograra, Navarro también se clasificaría para los Juegos Olímpicos del año que viene. "Sería la carrera de mi vida. Haré todo lo posible para estar en París".

El camino poco convencional de Navarro hacia la cima es un ejemplo inspirador para los runners aficionados con ambición. 

"Creo que no debes poner límites a tus capacidades. Si tienes un sueño, ya sea ir a los Juegos Olímpicos o correr 10 km en 40 minutos, debes creer en ello y hacer todo lo posible para alcanzarlo".

"Espero no haber llegado a mis límites todavía, sería una pena. Por supuesto, los márgenes se hacen más pequeños y ahora se trata de ganar segundos para mí. Intento seguir progresando para mejorar en cada carrera".