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Querido eco: cómo el running encontró a Samuel Fitwi.

Samuel Fitwi jamás soñó con ser atleta profesional. Hoy, es uno de los corredores más rápidos de Europa y se prepara para enfrentarse al mayor desafío de todos.

Texto de Robert Birnbaum. Fotografía de Lea Kurth y Florian Kurrasch.

Es febrero de 2023 y la primavera ya ha llegado a Andalucía. Las condiciones son casi perfectas para disputar carreras sobre asfalto. Transcurridas unas dos horas y cinco minutos de duro esfuerzo, los líderes del Maratón de Sevilla cruzan la línea de meta en el Paseo de las Delicias. El nombre de la famosa calle resulta hoy deliciosamente irónico, dado el esfuerzo titánico que han llevado a cabo los participantes.

Siete minutos después de que el primer corredor rompiera la cinta, Samuel Fitwi llega a la meta. Parece bastante decepcionado. Su tiempo de 2:12:14 no es lento, ni mucho menos. Sobre todo teniendo en cuenta que es la primera vez que corre un maratón. Sencillamente, no es lo que él esperaba, o deseaba. Para alcanzar su objetivo y competir por Alemania en los Juegos Olímpicos de 2024, Samuel tendrá que recortar al menos otros cuatro minutos. Sabe que el camino no será fácil, pero comparado con los retos que Samuel ha tenido que superar para llegar hasta aquí, correr cuatro minutos más rápido parece una mera formalidad.

Samuel Fitwi nació en Eritrea. En busca de una vida mejor, emprendió un viaje que cambiaría su vida para siempre. "Nunca imaginé que atravesaría Sudán y Libia, cruzaría el Mediterráneo hasta Italia y acabaría en Alemania. El viaje fue duro y peligroso, tengo suerte de haber llegado sano y salvo", afirma. 

Samuel solo conocía Alemania por las clases de historia del colegio, así que no sabía qué esperar. Pero cuando llegó a Tréveris, en el oeste del país y cerca de la frontera con Luxemburgo, se sorprendió de recibir una calurosa acogida. Sin embargo, adaptarse no fue fácil al principio.

"Viví en un campo de refugiados y luego me trasladé a la región de Eifel (a unos 70 km al norte de Tréveris), donde sigo viviendo hoy. Los primeros seis meses fueron increíblemente duros. No hablaba el idioma, no entendía nada. En el internado conocí a un par de personas de Siria y Bielorrusia, y nos apoyamos mutuamente. 

Dominar las complejidades del alemán requirió no solo el apoyo de amigos, sino la friolera de 20 horas de clases semanales.

"Al llevar aquí más tiempo que yo, (mis amigos) me ayudaron a aprender más rápido. Al cabo de un año, empezó a resultarme más fácil y ya era capaz de mantener una conversación. A partir de ahí las cosas mejoraron mucho".

Samuel se integró aún más en el modo de vida alemán cuando pasó a formar parte de una familia de acogida. 

"Ellos tenían sus propios hijos y ya se ocupaban de más menores en acogida cuando me ofrecieron unirme a ellos en vacaciones. La idea era ver qué tal encajaba yo en la familia y cómo nos llevábamos. Pasamos diez días en una pequeña isla del mar del Norte y enseguida me sentí como en casa. Me encantó y desde entonces sigo con la familia". 

Samuel había encontrado un nuevo hogar. Sin embargo, su inmenso talento para correr aún no había sido descubierto. "Al final del curso, nuestro profesor de gimnasia tenía que calificar nuestro rendimiento", recuerda. "Hicimos el llamado 'Test de Cooper' para ver hasta dónde podíamos correr en 12 minutos. Yo corrí casi cuatro kilómetros (2,49 millas) y mi profesor me sugirió al instante que me apuntara al club local de atletismo". El resultado fue tan sorprendente para Samuel como para su profesor. "En Eritrea, lo único que me hacía correr eran las hienas". 

Samuel se presentó a su primer entrenamiento de running sin saber qué esperar. "Nunca antes había corrido como tal. Me hicieron calentar y luego correr 1000 m. Tardé dos minutos y cincuenta segundos". Incluso para corredores entrenados, ese es un ritmo vertiginoso. Samuel tenía solo 20 años y era un completo principiante cuando marcó ese tiempo. Y no se detuvo ahí. Un mes después, participó en una carrera local de 10 km y terminó en 31 minutos. Un año más tarde, ya competía con el equipo del club de atletismo. 

"En Eritrea, lo único que me hacía correr eran las hienas"

Al mismo tiempo que descubría su capacidad para correr, Samuel empezó una formación profesional como pintor. Era algo que le gustaba pero, aunque su jefe le permitía ausentarse del trabajo para entrenar, el trabajo físico estaba afectando claramente a su forma de correr. "Subir a un andamio con cubos de pintura de 15 litros en las manos no es fácil. Compaginar el entrenamiento con el trabajo era duro, así que cuando me di cuenta de mi potencial como corredor, decidí dedicarme plenamente a ello".  

Siete años después, Samuel es tricampeón alemán de cross y ostenta el récord de Alemania de 5 km en carretera (13:33 minutos). Desde entonces, ha ido ascendiendo en las diferentes disciplinas, pasando de las distancias medias a las carreras de 10 km y, ahora, al maratón y medio maratón. Como era de esperar, desarrollar esa resistencia no fue tarea fácil.

"Mis primeras carreras de más de 30 km fueron muy duras. Mi cuerpo tardó mucho en recuperarse y no me sentía muy bien. Pero hace tiempo que entreno a fondo y cuido de mi salud. El otro día corrí 38 km y me fue bastante bien". 

Así que, aunque su primer maratón no cumpliera sus expectativas, Samuel tiene la vista puesta en su segundo intento. "Berlín [el 24 de septiembre de 2023] será el segundo maratón de mi vida. Me emociona competir en una carrera conocida por sus récords mundiales y por sus participantes superestrellas, como Eliud Kipchoge. Es increíble compartir la línea de salida con tantos corredores fantásticos". 

 Samuel desprende una entrañable mezcla de ambición y gratitud al hablar. "Si me hubiera quedado en África, nunca habría conocido a toda esta gente maravillosa, como mi familia de acogida. Nunca habría empezado a correr. Estoy muy agradecido por todo lo que han hecho por mí. Me alegro de haber tomado la decisión de venir aquí". 

Es probable que, si Samuel sigue mejorando a este ritmo, tenga aún más motivos para estar agradecido en el futuro. "Quiero clasificarme para los Juegos Olímpicos allí [en Berlín]. El listón para entrar en el equipo olímpico alemán es de dos horas y ocho minutos. Ese es mi objetivo".