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Ropa y Calzado Tecnico Suizo

On y IKON presentan la Generación del 24

Así ven el futuro las jóvenes promesas encargadas de darle forma.

Texto de Ellen Ling. Fotografía de Mathieu Rainaud, Ruben Faccini.



La innovación es parte del ADN de On. Un ejemplo es la nueva Colección IKON, que tiene un carácter experimental. Diseñada en colaboración con el inconformista estudio gráfico Bureau Borsche, esta colección supone un giro de guión, aunque esto no es ninguna novedad para la generación de talentos emergentes que desfila ante mis ojos. 


La generación inaugural de 2024 de la Colección IKON reúne a un variopinto grupo de jóvenes con ganas de romper moldes, cambiar las cosas y hacerse un hueco en sectores culturales concretos. No hay lugar a dudas: el futuro les pertenece. En el este de Londres, hemos organizado una sesión de fotos y vídeo para capturar el momento al más puro estilo americano, como si de un anuario de final de curso se tratase. Del mismo modo que un anuario inmortaliza las aspiraciones de toda una clase, la primera edición de esta serie será una especie de cápsula del tiempo con los sueños de este grupo de talentos. Cada uno tiene sus propias ambiciones, pero todos acabarán dejando su marca. En medio del caos de la sesión, invito a la cantautora Tia Alie —más conocida como Hunnygloss— a hacer un descanso para hablar conmigo. 

Tia vive en Mánchester, una ciudad donde se palpa el orgullo de su legado musical. Allí escribe y graba su propia música y, como descubro durante nuestra charla, su propio destino. Según ella, esta inspiración para crear los nuevos géneros que la definen como artista surge de su infancia en una casa donde a menudo se escuchaba R&B y la música house que ponía su padre, que es DJ. Tras el sonido de sus melodías se oculta una intención: empoderar a los demás a explorar y a expresarse sin miedo a ser juzgados. 

El planteamiento de Tia es ecléctico. Y este eclecticismo es el hilo conductor que une sus gustos musicales, su estilo y sus aficiones. Influida por estilos como la moda de inspiración japonesa Harajuku, representada en la revista FRUiTS, la cantautora sigue lo que la motiva internamente, no lo que marca tendencia. Pero Tia no se conforma con no dejarse llevar por la corriente; ha ido más lejos y ha creado su propio género musical: el hiperpop etéreo.

“Le puse yo el nombre porque mi música es una mezcla de muchos géneros distintos, y quería que fuera algo muy personal. Soy una artista bastante alternativa y, si salirse de la ruta no es fácil en general, mejor no hablemos de hacerlo en la industria musical... He elegido un camino difícil, pero quiero ser fiel a mis principios, así que no me veo haciendo algo más ‘mainstream’ solo para que le guste a todo el mundo”.

“Incluso cuando las cosas se complican y parece que nada tiene sentido, el sentido es cumplir tu sueño”.

Con referencias que van desde Grimes hasta la escena “underground” de Manchester, Tia recurre a dinámicas bastante sencillas: público y artista, productor y sonido, discográfica y talento emergente. “Quiero volver a los tiempos en que las discográficas apoyaban a los artistas desde los inicios y los ayudaban a conseguir su público, en lugar de esperar a que aparezca alguien que ya tiene cierto éxito”. El talento de Tia es innato, pero sus habilidades van evolucionando poco a poco. Aún no tiene mucha experiencia con las actuaciones en directo, por lo que sigue explorando el carácter físico de Hunnygloss y la presencia sobre el escenario que aspira a conseguir.

“Me gusta mucho un dicho que dice: ‘pase lo que pase, el tiempo sigue su curso’. A veces nos obsesionamos con la idea de que es demasiado tarde, de que deberíamos haber empezado antes, de que no vamos a dar la talla... Mira, los años van a pasar de todos modos, así que al menos hay que intentarlo, ¿no? Si tiro ahora la toalla, entonces sí que no lo conseguiré. Las oportunidades que pierdes son aquellas que dejas pasar, por lo que vale la pena seguir intentándolo. Incluso cuando las cosas se complican y parece que nada tiene sentido, el sentido es cumplir tu sueño”.

Rabbi Kaninda, que vive en el este de Londres, ha venido hasta aquí caminando esta mañana. Es como más le gusta moverse por la capital británica. De hecho, fue mientras caminaba por su barrio cuando lo ficharon unos cazatalentos que pasaban por allí. Nunca se había planteado trabajar en la industria de la moda, pero me cuenta que ahora tiene la vista puesta en crear su propia marca. Le pregunto si hay algún lema o máxima que le sirva de brújula en su vida.

“Algo que la gente de mi entorno dice mucho es ‘estar cargando’. Significa crecer como persona, formarte y aprender algo nuevo todos los días. Se trata de avanzar, de progresar en la vida. Con el paso del tiempo, a medida que cumples años, puedes ser lo que te apetezca”.

Jordan Djadi, modelo y músico ocasional, tiene una visión de la vida igual de pragmática.  Le pregunto qué consejo le daría a su yo del pasado al principio de su carrera.  

“No tengas prisa. Tómate el tiempo que necesites —dice Jordan—. Primero averigua lo que quieres hacer y luego pasa a la acción. No tengas miedo de meter la pata o cometer errores. Yo estoy en un punto en que es normal que los cometa, y cada error me hace más fuerte”.

Para la estilista Zakia Ali, esta no es la primera vez en un plató, pero sí es la primera que se pone delante de la cámara.

Cuando me siento a hablar con ella, la pillo entre ambas facetas. Está encantada, pero también un poco nerviosa. Rodeada de ropa, va viendo una a una las piezas de la Colección IKON que conformarán el uniforme de nuestro anuario. Zakia ha elegido ponerse un chándal, así que le pregunto por qué cree que esta prenda lleva más de un siglo sin pasar de moda. “Porque es supersencillo. Además, le queda bien a todo el mundo, da igual cómo lo lleven”. Creada para las nuevas generaciones, la Colección IKON apuesta por la comodidad; es ropa de uso diario pensada para ir a cualquier sitio. Primeros pasos, grandes objetivos y todo lo que ocurre entre medias. 

“No tengas prisa. Tómate el tiempo que necesites. Primero averigua lo que quieres hacer y luego pasa a la acción”.

Gabriel Chen está de acá para allá. Ahora mismo, lo acaba de llamar el fotógrafo. Es el último en ponerse delante de la cámara, pero su energía transforma el set visiblemente. Su entusiasmo es contagioso. Se mueve como pez en el agua en este ambiente, y no es de extrañar, porque es realizador de cine. Su nombre profesional es Dà gē. Aunque se deja llevar ante las cámaras, es obvio que está analizando cada movimiento de quienes están detrás de ellas. Está inmerso en el relato que estamos creando, pero no tiene miedo a hacer preguntas. Cuando me siento a hablar con él, todo cobra sentido: es autodidacta. “No me formé con directores de cine. Todo lo que sé lo he aprendido por mi cuenta”. 

Cuando le pregunto dónde se ve dentro de diez años, Gabriel hace una mueca. No le gusta nada pensar tan a largo plazo, sobre todo, cuando “está luchando con uñas y dientes para buscarse la vida ahora”. Pero llegar a hacer cine de autor no es su idea de éxito; le interesa mucho más el futuro de los demás. “Lo que más me importa es que me conozcan por conectar a las personas”. 

“Hay mucha gente creativa y asombrosa a la que no conocemos. Agradéceselo a quienes ayudan y págales con la misma moneda”.

“Quiero ser como André Leon Talley [antiguo editor de Vogue] —me cuenta Gabriel—. Fue el impulsor de multitud de trayectorias profesionales”. La aspiración de ayudar a otras personas a darse a conocer dista mucho de querer ser el centro de atención, algo muy deseado entre los miembros de su generación. A través de este medio, está descubriendo la forma de hacer realidad sus propósitos altruistas.


“Me encanta la dirección cinematográfica, pero crear comunidades me gusta aún más. Y disfruto mucho viendo cómo distintas personas idean espacios diferentes. Quiero que la gente con más talento, la más amable, tenga las oportunidades que se merecen. Hay mucha gente creativa y asombrosa a la que no conocemos. Agradéceselo a quienes ayudan y págales con la misma moneda”.