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Ropa y Calzado Tecnico Suizo

Cara a cara con: La artista de las zapatillas Helen Kirkum

Con su método único de deconstruir zapatillas usadas y convertirlas en nuevos pares elaborados a mano, esta diseñadora afincada en Londres establece un buen punto de partida para cuestiones importantes en la industria del calzado.

Designer and artist Helen Kirkum working on a new piece of shoe art in her studio.
Designer and artist Helen Kirkum working on a new piece of shoe art in her studio.

Este artículo aparece en el número 3 de OFF Magazine, la revista anual impresa de On dedicada al movimiento, el diseño y la sostenibilidad.

Texto de Lucy Thorpe. Fotografía de Wendy Huynh.

Para ser alguien cuyo objetivo es evitar que las zapatillas acaben en el vertedero, Helen Kirkum es sorprendentemente optimista. “En este ámbito hay que tener una mentalidad positiva porque, de lo contrario, la situación es un poco abrumadora”, afirma. “Si pienso demasiado en la magnitud de lo que estoy tratando de lograr, puedo llegar a agobiarme. Lo mejor es seguir adelante y hacerlo lo mejor posible”.

A menudo se encasilla a Helen como diseñadora “sostenible”, pero es un término que evita porque, según explica, “significa todo y nada al mismo tiempo”. Su trabajo combina simplemente lo que le gusta: la arquitectura, el arte, la moda, el diseño de productos y “mucho material usado”.

Helen y yo estamos sentadas en uno de los pocos rincones sombreados de su soleado estudio, en el recién inaugurado Design District de Londres. Este entramado de edificios de gran impacto arquitectónico, ubicado en la ribera sur del río Támesis, es el nuevo epicentro creativo de Londres. “Mi primer estudio estaba debajo de los arcos del ferrocarril y tenía una ventana, pero daba a una pared de ladrillo. Ahora mira cuántas ventanas tengo”, dice mientras señala los ventanales de suelo a techo que abarcan dos paredes. “Estoy midiendo mi éxito por el número de ventanas de mi estudio”.

Al echar un vistazo alrededor, queda claro que las ventanas panorámicas no son el único testimonio del éxito de Helen. Una estantería con una selección de sus anteriores colaboraciones con Asics, Casely-Hayford, Melissa y Reebok cubre la pared del fondo. Debajo hay pilas de material para su próximo desfile en la Semana de la Moda de Londres. A nuestra derecha hay carteles recién impresos encargados por el Vitra Design Museum y unas misteriosas hormas de zapatos de las que aún no puede hablar. En la encimera central están las esculturas de zapatillas que hizo para el número 3 de OFF Magazine.

Con tantos reconocimientos a su nombre, es difícil creer que Helen se graduó en el Royal College of Art de Londres hace solo seis años. Durante ese periodo de formación, empezó a aplicar los métodos tradicionales de fabricación de calzado que había aprendido mientras estudiaba en la universidad de Northampton, la antigua meca del calzado británico, para fabricar zapatillas a partir de residuos. El uso de materiales reciclados es una práctica común en el mundo de la moda y el calzado hoy en día, pero fabricar un zapato únicamente a partir de residuos era algo radical en aquel momento. “Al principio, la gente no se tomaba en serio lo que hacía, o no lo entendía. El principal comentario que recibía era: ‘¿Por qué no usas los materiales usados como inspiración para hacer unos zapatos nuevos? ¿O consigues un poco de cuero y los haces parecer usados?’, a lo que yo respondía que lo importante era precisamente reciclar los zapatos viejos. Tuve que mantenerme firme y fiel a lo que hacía, lo que a veces ha resultado ser bastante duro”.  

Por suerte, no todo el mundo opinaba lo mismo. Después de graduarse, Adidas se puso en contacto con esta joven promesa para ofrecerle un puesto de diseñadora júnior. Aunque fue una gran experiencia de aprendizaje, trabajar en la empresa hizo que Helen se diera cuenta de que tenía que poner en práctica sus ideas de forma independiente, aunque no estuviera muy segura de lo que eso significaba.

“Pensé que si no me iba entonces, nunca lo haría. Así que lo dejé en mientras podía. Y volví a Londres sin ningún plan".

Antes de que pudiera comenzar su propio proyecto, Adidas le ofreció un puesto en Estados Unidos que no pudo rechazar. Se subió al avión y pasó el año siguiente trabajando junto a algunas de las mentes más influyentes del sector. A su regreso, en 2019, creó su estudio homónimo.

“At the beginning, a lot of brands were inspired by our aesthetic,” she admits when asked about the challenges of starting out as an independent designer. “If I'd had this interview three years ago, I probably would've been less positive. But it lit a fire under me. Because when I saw brands taking the aesthetic of what we do but not the meaning behind it, I thought, ‘Helen, you need to take ownership of this idea and you have to put it out in the world in the way that it was supposed to be perceived.’”


Rápidamente se estableció como una maestra en su oficio y, en poco tiempo, había acumulado una impresionante lista de clientes y colaboradores: desde marcas de zapatillas y diseñadores de moda hasta museos e incluso celebridades de renombre. Lo que diferencia el trabajo de Helen es su capacidad para contar historias, que se produce de forma natural al coser los recuerdos de cada pieza de tela usada, uniendo el pasado y el presente de los diseñadores y los consumidores.

Fondo negroFondo negro
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Todo lo que ella crea está hecho a mano, por lo que el número de pares que puede producir es limitado. En consecuencia, hay una larga lista de espera para sus zapatillas Voyage y Legacy hechas por encargo. Las Voyage se fabrican con zapatos recuperados de centros de reciclaje, mientras que las Legacy se crean a medida, a partir de hasta seis pares de zapatos del cliente en cuestión. Este tipo de encargos requiere un alto nivel de confianza, ya que los clientes suelen estar muy apegados a los pares que envían para fabricar las zapatillas. “Me lo tomo muy en serio”, explica Helen.

“Es algo importante para la gente y quiero hacer justicia a su historia con mi producto. Queremos darles algo que nadie más tenga en el mundo”.

Esta pasión por la artesanía es la base de todo lo que lleva el nombre de Helen Kirkum. Junto a sus diseños, Helen también ofrece tutorías, clases y talleres de escultura de zapatillas como vías para transmitir sus conocimientos a los demás y acercarse un poco más a su objetivo: evitar que las zapatillas acaben en los vertederos. “Soy muy consciente de que nuestras zapatillas hechas por encargo tienen un precio bastante elevado, por lo que no son accesibles para todo el mundo. Por eso intentamos educar sobre cómo reciclar las zapatillas o cómo cuidar los productos. Para mí es igualmente importante transmitir ese enfoque”.

Las clases de escultura de zapatillas siguen la ética de diseño de Helen: crear haciendo. Un método que renuncia a los bocetos y a la representación digital de los diseños en favor de un enfoque más orgánico y espontáneo. “La idea detrás de las esculturas de zapatillas consiste en hacer algo creativo a partir de la nada. Es una herramienta muy fácil para que la gente entienda mi proceso en pocas palabras y muestra ese lado divertido del diseño, pero también hasta qué punto se pueden utilizar materiales de desecho para hacer cosas geniales”. 

Para este número de OFF, Helen ha recortado y pegado cajas de cereales, revistas, trozos de cuerda y tapones de botellas para crear seis esculturas de zapatillas que encapsulan la experiencia y las emociones de correr un maratón. En una observamos un diseño sencillo y estilizado, con cordones y detalles rojos que evocan la sensación de velocidad. En otra, tres tapones de botella verdes adornan una lengüeta de cartón, un guiño al primer, segundo y tercer puesto. La naturaleza, la ambición, el progreso y las metas inspiraron las cuatro esculturas restantes. 

Cuando reflexionamos sobre el concepto de maratón, sobre la perseverancia y la determinación necesarias para correr una distancia semejante, es difícil no establecer un paralelismo con la tenacidad que ha llevado a Helen hasta donde se encuentra hoy. Ha habido momentos en los que se ha sentido abrumada por el estado del mundo y ha contemplado la posibilidad de abandonar. “Llegué a pensar en cerrar el estudio. ¿Para qué hacer esto? No tiene sentido, mejor no hacer nada”, dice. Pero lo superó y siguió adelante sin perder de vista su principal objetivo. 

Me gusta pensar que estamos inspirando a la gente y cambiando la mentalidad. Siento que lo que hacemos es importante y estoy dispuesta a ir a por todas”.

Hace una pausa y mira las esculturas de zapatillas que lucen iluminadas por el sol en la encimera central. “Creo que es un buen momento para hacerlo”.

Este artículo aparece en el número 3 de OFF Magazine, que incluye entrevistas exclusivas con diversos artistas y deportistas, entre ellos Roger Federer. Consigue tu ejemplar.