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Encontrar tu propósito en los senderos de Los Ángeles.

"Rising Hearts es el latido de mi corazón cuando corro".

Texto de Moya Lothian-McLean. Fotografía de Mitch Zachary.

De niña, Gaby Alcala corría como el viento. 

"Corríamos de casa de mis padres a la playa", recuerda de sus primeros años entre exuberante vegetación tropical de Oaxaca (México). 

"Atravesábamos unos terrenos secos que parecían senderos, entre mangos y cocoteros, hasta llegar a la playa. Era precioso. Ahora que soy mayor, cuando vuelvo hago el mismo recorrido y lo disfruto aún más. Cada vez lloro de gratitud". 

Esta mujer de 45 años corre mucho más estos días: cientos de kilómetros por senderos de todo Estados Unidos. Es ultramaratoniana, compite en pruebas junto a un equipo de mujeres y representa a una asociación a la que llama "el latido de su corazón": Rising Hearts, una organización comunitaria dirigida por personas que pertenecen a pueblos indígenas y que utiliza el atletismo como plataforma para defender sus causas. Pero hasta hace tres años, Gaby no se consideraba una corredora como tal.

"Tal como me educaron, a cierta edad tenías que estar en tu casa, cuidando de tus hijos", dice. "Como si no hubiera más tiempo para tener sueños propios".  

Pero cuando tenía 19 años, Gaby dio a luz a su hija. Hizo malabares con su tiempo para hacer frente a las exigencias de ser madre soltera, hasta que decidió buscar una vida mejor. Cruzó la frontera con Estados Unidos y se instaló en Los Ángeles.  

"Llegué a Estados Unidos con un bebé de seis meses", dice. "Sin conocer a nadie, sin conocer el idioma ni la cultura. Fue duro". 

En pleno optimismo de finales de los 90, Gaby empezó a forjarse una vida en Boyle Heights, un barrio de Los Ángeles poblado predominantemente por personas hispanas y latinas. Compaginaba el aprendizaje del inglés en una escuela de idiomas local con la crianza de su hija y el trabajo como vendedora ambulante, empujando su carrito de comida con una mano y el cochecito de su hija con la otra. Con el tiempo, Gaby encontró trabajo como agente de viajes y montó su propia agencia, mientras estudiaba para obtener un título de bachillerato reconocido en Estados Unidos. 

La vida le iba bien, era feliz y su negocio prosperaba. Conoció a alguien con quien compartir su vida y tuvo tres hijos más. Pero llegó el 11-S y los atentados terroristas que conmocionaron al mundo. Nadie quería viajar y ella lo perdió todo. Poco a poco, tuvo que reconstruir su vida laboral. 

La educación siempre había sido un espacio seguro para Gaby, y tras estudiar sobre el desarrollo de la primera infancia, empezó una licenciatura en terapia muscular avanzada, estableciéndose como masajista al terminar el curso. Pero, mientras que su nuevo negocio crecía, su matrimonio se tambaleaba. Gaby buscaba una vía de escape y empezó a correr de nuevo. 

"Cuando me vi en una situación de conflicto en torno a mi matrimonio, es cuando empecé a correr", explica.

"Al principio quería perder peso, pero se convirtió en una meditación para mí. Empecé a encontrar el sentido en lo hermoso que era oír mis pies tocar el suelo; la energía de la madre tierra era como música curativa para mi cuerpo". 

Al principio, Gaby corría cinco o seis kilómetros seguidos mientras la vida seguía a su alrededor. Sus cuatro hijos crecían, había firmado los papeles del divorcio, su negocio prosperaba y empezaba a forjar vínculos independientes con los pueblos indígenas de la tierra de Tongva, lo que ahora se llama California. 

A pesar de todo, siguió corriendo, participando en carreras de 5 km y luego en su primer maratón de Los Ángeles en 2017. Este último fue un gran hito: según el calendario azteca, los 20 años marcan una fecha clave de evolución personal. Gaby llevaba 20 años en el país y quería dedicar la carrera a "la educación, el crecimiento, la comunidad y la oportunidad que tuve de estar en esta tierra". Habló con los ancianos de la comunidad Tongva, que la bendijeron y le dieron un objeto significativo para correr: una pluma de águila. 

"Es el reconocimiento de que la persona está apoyando y corriendo por su comunidad", dice de la pluma. "Fue un honor. Realmente conecta el propósito que hay detrás de la carrera con lo que representa". 

A Gaby le abrió un mundo nuevo y le hizo comprender la razón por la que corre. Se dio cuenta de que correr iba a ser el medio a través del cual continuaría su trabajo de representación de su cultura indígena y de los problemas centrales de los pueblos indígenas de toda América. Asegura que correr la conecta con la tierra, la naturaleza y los antepasados que la han precedido. 

Cuando se puso en contacto con un entrenador de running local de Los Ángeles, sintió que todo se volvía más claro. Trabajando con su entrenador, empezó a seguir programas de entrenamiento tradicionales y aprendió a tener "disciplina", dice. Siguieron los récords personales en sus carreras y los ultramaratones, algo que nunca pensó que podría hacer. Y entonces Rising Hearts se puso en contacto con Gaby para preguntarle si quería ser una de sus más de 30 promotoras de Running With Purpose. De repente, todo encajaba. 

"Rising Hearts es el latido de mi corazón cuando corro", dice Gaby. "Para mí, representa todo el significado de correr". 

La primera carrera de Gaby en representación de Rising Hearts fue una "carrera de oración", algo que ha cobrado importancia entre los defensores de los pueblos indígenas. Las carreras como oración honran la historia y la relación sagrada que las comunidades indígenas tienen con la tierra por la que corren; los participantes llevan a cabo oraciones por los demás, en lugar de intentar batir récords personales o presionarse a sí mismos. 

"No se trata de ir a correr rápido o de querer ser la más veloz", explica Gaby. "Cada aliento que tomas mientras corres está dando sentido a los que ya no respiran. Llevábamos con nosotros las oraciones de las familias y todas las causas que representa Rising Hearts: las mujeres indígenas desaparecidas, Every Child Matters (una campaña que recuerda a los niños indígenas separados de sus familias forzosamente), la recuperación de la tierra. Llevamos muchas responsabilidades con nosotros y oraciones que la gente nos pide que recemos por ellos".

“Esta forma de correr es más que un privilegio”, dice Gaby. Es un estilo de vida consciente y significativo. 

"Es dar un corazón, un rostro y un reconocimiento a los que me han precedido y a los que vienen detrás", dice. "Sabemos que han sufrido. Pero les estamos dando luz y poder. Correr es conectar con otras naciones y comunicarles que seguimos aquí. Estamos reclamando nuestra tierra, nuestras tradiciones y nuestras formas de vivir con la madre tierra. Corremos con un propósito".

Combinar su entrenamiento con Rising Hearts ha hecho que Gaby sienta que su camino está claro: seguir corriendo y representando a las comunidades indígenas. "Represento a Rising Hearts, a mi familia y a mi linaje, a gente procedente desde el Norte hasta el Sur", dice. "Todo confluye. Mi corazón está lleno de gratitud". 

Rising Hearts es una organización comunitaria comprometida con dar voz a las personas indígenas y recaudar fondos para sus causas. Right To Run se asoció con Rising Hearts en 2022 para ayudar a dar protagonismo a la organización y sus eventos, proporcionar apoyo financiero al programa y donaciones de productos a los pueblos indígenas de todo Estados Unidos. 

Si estás en la zona de Los Ángeles y quieres participar, vamos a organizar dos eventos con Gaby y el equipo de Rising Hearts en Venice los días 10 y 11 de agosto. Descubre más.

Haz clic si quieres saber más sobre Rising Hearts y Right To Run