Las dos caras de Ben Shelton
Conocemos a la persona que se esconde tras esta futura estrella del tenis
Texto de Louise Hough
“Cuando empecé a jugar al tenis no me gustaba mucho”. Frente a mí se sienta Ben Shelton, un tenista profesional de 20 años que, en cuestión de meses, ha pasado de jugar en competiciones de ligas menores en EE. UU. a competir en los torneos de mayor relevancia mundial. En 2022 no figuraba en la lista de los 500 tenistas masculinos mejores del mundo. Sin embargo, tras el Open de Australia en enero de 2023, su posición se disparó al puesto 35.
En agosto de 2022, Shelton, al que ya seguían la pista los entendidos del deporte, captó la atención de los aficionados de todo el mundo tras vencer al finalista en serie del Grand-Slam, Casper Ruud, en el ATP Masters 1000 de Cincinnati, en Ohio (Estados Unidos). En noviembre, Shelton consiguió tres títulos Challenger consecutivos, que lo llevaron a ganarse un puesto en el Open de Australia. “Soy consciente de que llegué bastante tarde al tenis, pero me enamoré de este deporte”.
Sus 1,93 m de estatura imponen respeto, mientras que su cabello despeinado y cara de niño transmiten simpatía y entusiasmo. Sentado frente a mí en el sofá, estudia con curiosidad la librería de la sede de On, repleta de libros y revistas de aventuras, running y diseño. Tampoco faltan biografías y memorias de los grandes del sector: Leibovitz, Abloh, Federer.
Le agradezco que haya hecho un hueco en su apretada agenda para charlar conmigo y permitirnos unos minutos solos sin todo el séquito que lo acompaña. “¡Para nada! Yo encantado de hacerlo”, contesta sonriendo. Su equipo sale de la habitación con toda la parafernalia de rodaje. “Es un placer charlar con personas que no hablen exclusivamente de tenis”. Echo una ojeada a mi lista de preguntas.
Aunque tardara en iniciarse en este deporte, con un padre entrenador de tenis y una hermana que se prepara para ser atleta, diríamos que lo lleva en la sangre. ¿Pero cómo empezó? “Pues si soy sincero...”, afirma con un gesto de picardía, “Veía que mi hermana iba a todos estos torneos y viajaba continuamente a diferentes sitios. Y yo me dije: ‘¡Menuda suerte tiene! Falta a clase para participar en competiciones, se va de viaje y duerme en hoteles...’” Aunque empezara motivado por un deseo adolescente de estudiar menos y divertirse más, sus dotes para el deporte no tardaron en manifestarse y fue así como prendió la mecha.
Su potente golpe de derecha zurdo y un inquebrantable espíritu luchador caracterizan el estilo de juego de Shelton desde el momento en que pone los pies en la pista. “Intento jugar con un estilo único y hacer cosas que no hacen otros tenistas. He aprendido mucho de Nadal, porque él también es zurdo, pero intento sacar el máximo partido de mis aptitudes sin imitar a nadie”.
Le pregunto sobre su forma de prepararse, tanto física como mentalmente. “Yo no soy supersticioso ni muy dado a los rituales. El tipo de calentamiento que hago varía, como mi alimentación. Suelo escuchar música hip-hop agresiva para animarme antes de salir a la pista, pero el resto se limita a trabajar duro, que no es algo que me tome a la ligera. Cuando llega el momento de dar el callo, no tengo problema en ser el primero en llegar y el último en irme”.
Shelton muestra una actitud positiva y abierta. “Intento tener el crecimiento como objetivo. Aunque sea competitivo y quiera ganar, tengo que recordarme que no estoy ni de lejos donde quisiera estar”. A los 20 años, lo normal es no tener del todo claro el futuro. “Bueno, espero tener una larga carrera por delante y tiempo para afianzar mi estilo”.
Y Shelton tiene estilo, dentro y fuera de la pista. No es raro verlo en ruedas de prensa con camisetas Burberry, cadenas al cuello y zapatillas altas. “Me inspiro en otras personas para mi estilo, en otros atletas y en Instagram” añade. “Roger es uno de esos tipos que sabe estar en todos sitios, tanto en la pista como fuera de ella, ya sea en la Met Gala o en Wimbledon”. Shelton se encuentra en Zúrich para opinar sobre futuros diseños y conocer la sede de su nuevo patrocinador. Solo dispongo de unos minutos antes de que salga disparado hacia la próxima reunión para hablar de equipación de tenis.
“El tenis tiene una sólida tradición y una rica historia, y muchas de las marcas que llevan otros jugadores se limitan a elaborar prendas tradicionales. Por eso a muchos de mis amigos les doy envidia con el estampado degradado de mi equipación. Todos quieren tocarla”.
La visita de Shelton a Australia en enero fue su primer viaje fuera de los Estados Unidos. Antes del tenis, lo que le apasionaba era el fútbol americano. “Creo que una de las cosas que más me sorprendió es lo importante que es el tenis fuera de mi país. En Estados Unidos ni siquiera es uno de los tres deportes más practicados”.
“A medida que iba avanzando en el torneo, los australianos empezaron a animarme como si fuera uno de los suyos. Me parece increíble, estar tan lejos de casa y que la gente me conozca”.
Yo misma fui testigo de ello hace solo un rato, cuando Shelton se enfrentaba a las preguntas de una multitud ansiosa de respuestas en el auditorio y se formaba una cola de aficionados para hacerse una foto con él. “Empiezo a acostumbrarme” afirma mientras mira nuestra biblioteca con atención, “pero uno nunca se acostumbra del todo”.
No hace tanto que Shelton estudiaba en la universidad y practicaba un deporte totalmente distinto al que juega ahora. “Es el único momento en la vida en el que formas parte de un equipo a largo plazo. El tenis es un deporte individual y puede resultar solitario, pero en la universidad cuentas con 10 u 11 compañeros de equipo. Eran mis mejores amigos”.
A medida que su vida cambiaba, también lo hacía su círculo de amigos. “Sigo en contacto con todos ellos, pero solo me llevo con tres o cuatro de verdad. No los veo con mucha frecuencia, pero esto hace que sea aún más divertido cuando nos reunimos. Solemos quedarnos en mi apartamento, o vamos al cine pues es algo que no consume mi energía. Además, me encantan las palomitas y los granizados que venden allí”.
Shelton tampoco fue un universitario típico. “Intentaba limitar las juergas al máximo. Me gusta salir de vez en cuando, ver a gente y hacer otras cosas, pero normalmente soy feliz en casa. No me gustan los sitios ruidosos y abarrotados de gente. ¡Nunca he ido a un concierto!
Vuelvo a pensar en el atleta que he visto antes, carismático y capaz de responder con soltura a todas las preguntas del público. ¿Cómo va a enfrentarse a multitudes cada vez mayores a medida que asciende su popularidad?
“En la pista de tenis es distinto porque cuentas con tu propio espacio, no formas parte del público. Creo que juego mis mejores partidos ante grandes multitudes, me encanta el ambiente que se crea”.
Ben Shelton está lleno de contradicciones. Es competitivo y agresivo en la pista, pero humilde y hasta un poco tímido fuera de ella. Le encanta la energía que transmite un público numeroso pero huye de las multitudes. Es extrovertido e introvertido a la vez. Aunque Shelton no siga rigurosas rutinas ni se obsesione con los pequeños detalles, sabe perfectamente lo que hace.
“Sé que no soy perfecto, que tengo mucho que mejorar, pero eso me motiva a seguir. No voy a lograr nada extraordinario en este deporte si no me esfuerzo tanto o más que los demás. Quiero competir. Quiero ganar partidos y derrotar a quien se encuentre al otro lado de la red”.